*8 EL ATENEO — REVISTA ESTUDIANTIL éata, hoy me has ganado pero en otra ocasión me la pagarás, luego restañándose la sangre se marcha cojeando.- Marta que presenciara la riña muy cerca de ellos dejando escapar exclamaciones de angustia; terminada esta, sin volver la cabeza a ver a Eduardo y pesarosa de lo ocurrido a Rafael por su culpa se fue andando tras éL- Una hermosa luna llena alumbraba el baile que en todo su apogeo se celebraba aquel año como de costumbre en el inmenso patio de la Presidencia Municipal; la mayor parte de las muchachas bailaban alegremente, excepto una que otra y viejas que charlaban sentadas alrededor; en uno de los ángulos estaba sentada, juntamente con Teresa y otras chicas. Marta, que nerviosa e impaciente buscaba con la mirada a alguien entre la muchedumbre; de pronto, iluminó, su rostro una sonrisa y aparentando indiferencia comenzó a ver indistintamente a las parejas que bailaban; Eduardo, que también la buscaba moviéndose en todas direcciones, la descubrió al fin y acercándose a ella con sigilo saludóla cortesmente sentándose a su lado y principiando a dar con voz mustia miles de excusas y explicaciones para alcanzar su perdón, ella que al principio tenía un gesto severo, comenzaron por suavizarse en su rostro las facciones y luego en su pecho turgente su corazón parecía que iba a estallar.- En el otro extremo del patio, Rafael con rostro sombrío y mirada torva comtemplaba todos los gestos y movimientos de Marta y Eduardo, apareciendo ella después de algún rato muy reconciliada y su conversación muy animada; de pronto los acordes de un vals vinieron a ex-tremecer como una corriente eléctrica el cuerpo de Rafael, el vals favorito de Martaque en.otras ocasiones había bailadoconél,encontrandomayor encanto que con otros muchos; y ahora lo bailaba con otro y tanto se había entregado a él que parecía que iba a desfallecer en sus brazos; parado en un rincón pasó así desapercibido toda la noche, agitando su cuerpo una que otra convulsión y cruzando por su cerebro nubes rojas, nubes de sangre, nubes de muerte. Han pasado muchos días después de la noche del baile; entre la espesura y el follaje se vé con frecuencia un emboscado que espía los movimientos de una pareja de enamorados que pasea y se dá citas en el campo.- Esa tarde, Marta, después de haber andado por diferentes caminos con Eduardo, se acercaba presurosa a su casa habiéndose despedido de él en el puentecillo que cruza el arrollo, y que no distaba mucho de su casa, avanzaba con paso menudo y ligero rebozando su pecho mezcla de gozo y temor, de pronto sale a su encuentro Rafael quien tomándola del brazo la sacude con aspereza, explicándole primero con severidad, luego con dulzura que la compañía con Eduardo le traería fatales consecuencias, ella sacudía negativamente la cabeza volviendo su rostro al lado opuesto; por último él en el colmo de su paciencia le dtjo con voz cortante, te prohíbo que vuelvas a hablarle; replicándole le dice ella con voz insolente No sé porqué me apartas de Eduardo, pues tú nunca supiste conquistarme y si sentí cariño por tí, nunca fue amor; él en cambio lo ha encendido ahora en mi pecho y yo le amo.......una sorda carcajada cortó las ex- presiones sentimentales de Marta; necia, no ves que el picaro ese es de los elegantes de la Ciudad que viven de engañar muchachas simples como tú y que en cuento se canse de tí se marcha dejándote plantada con dos palmos de narices; pero yo no lo permitiré, vive Dios, lo entiendes, no puedo soportarlo si te sigue viendo lo mataré: a ella subiéndosele los sollozos del pecho entró en su casa restregándose los ojos con la punta del delantal.- Taciturnos y silenciosos cenan alumbrados por una vela de cebo, Marta y Don Antonio; ya concluyendo esta, nota el viejo que ella no le ha platicado nada como de costumbre. ¿Que te pasa hija mía que tan calladas estás? no me has alegrado ahora con tu sabrosa plática; ellaocultan-do la cara entre el brazo empezó a sollozar, alarmado entonces se acerca y pasándole dulcemente la mano por la cabellera le dice* habla hija, ¿dime que motiva tu llanto? hablando por vocablos y con voz entrecortada y plañidera dice a su padre: Rafael me trata ahora muy brutalmente, lo desconozco, ha variado mucho en su carácter, no sé» padre que exige de mí... .yo le temo, le tengo miedo porque ahora cuando me mira me habla con aspereza y me maltrata.- .El viejo dio un puñetazo en la mesa y masculló una maldición; Ah; malvado, si intenta si quiera tocarte un cabello contra tu voluntad, lo extrán-gulo como a un perro; ciertamente no sé a que se deba la variación y cambio de su carácter; ya he recibido varias quejas de mis hombres de campo en su descuido y abandono a los sembrados y animales;- “uno de los caporales me dice que lo ha visto varios dias vagando por el campo sin preocuparse de sus labores”; si agrega ella, ha variado mucho, se porta mal contigo y conmigo.- Como de costumbre sentóse el viejo en el dintel de la puerta, desarrollándose en su mente proyectos tenebrosos, frunciendo el ceño de cuando en cuando y subiendo oleadas de sangre que encendían la enorme cicatriz de la frente.- (Continuará) La Fotografía Montenegro, adapta luz. especial a cada fisonomía única en Saltillo,