. . 47 Dominical cuerdo con la Palabra de Dios. Debemos estar de acuerdo en que hay solamente un Señor Cristo Jesús, ungido por el Padre para ser Salvador- del mundo. lam-bién debemos tener una misma fe, nuestra fe en Cristo Jesús como nuestro único Salvador. También debemos tener un solo bautismo, el bautismo que Cristo nos manda, el bautismo a que el mismo se sometió en el Río Jordan. Debemos también tener un mismo Dios, a quien hemos de considerar como l adre de todos nosotros, y de Cristo Jesus, y todos nosotros, hermanos los unos de los otros. „ . .. El otro trozo de la Sagrada Escritu-ra nos habla acerca de los diversos do- > nes que Cristo imparte a los suyos. En la iglesia, que es su propio cuerpo, Cristo impartió estos dones A unos les dio el don del apostolado. Son como enviados especiales a hacer la voluntad de Cristo en el extenso campo del evan-trelio A otros les dió el don de profe-cía, ¿1 poder de hablar a las gentes sobre las cosas que están por venir. A otros les dió el don de evangelistas, esto es, el don de ser infatigables en la predicación del evangelio, dentro y fuera de la iglesia. Estos generalmente hallan particular placer en anunciar el evangelio de casa en casa y fie pueblo en pueblo. A otros les dio el don de pastorear una iglesia. La palabra pastor nos sugiere la idea de pasto, y a palabra pasto nos sugiere la idea de un rebaño. Pastor es el que apacienta un rebaño. También el pastor de una iglesia debe ocunarse en dar el pasto de la palabra de Dios a su iglesia pues para esto le ha dado Cristo su don. Otros han sido favorecidos con el don de doctores La palabra doctor nos sugiere la i.lea de docto. Y sin duda la palabra docto y doctrina deben venir de misma fuente u origen. De modo el doctor, debe ser un hombre doc-que imparte doctrina, en nuestro i, ha de ser la doctrina de Jesucris- nuvsLiv e r’-ic Todos estos dones los imparte Cristo Jesús entre sus fieles, con el fin de perfeccionar a sus seguidores en vanos sentidos. Para que todos lleguemos_a estar en armonía sobre la fe que profesamos. No que unos creamos una cosa V otros otra, sino que todos tengamos la misma fe. También para que todos estemos de acuerdo en nuestros conocimientos que tengamos de Cristo Jesús Cristo Jesús es el Hijo de Dios, es un sér altamente maravilloso. Su naturaleza y carácter serán siemi*re motivos de estudio para todos los hom-bres, particularmente para los cristianos. Y los dones que él mismo impar- El Faro arrollarse y desparramar sus bienes por donde quiera que aquel cristiano anduviere. Quizá vaya desarrollándole Pn partes, primero algo débil como la verba, después más lleno de esperanza, como la espiga, después un cristiano lleno de sólidas convicciones, como una espiga llena de maduro grano, lue-tro ya será un cristiano preparado para el día de la cosecha, cuando Dios mandara a sus santos ángeles a recogerlo. También nos habla el Señor del reino de Dios en su desarrollo general. Y para este objeto lo compara c ,n el grano de mostaza, muy pequeño, pero