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Lae m-tt-jeret riuas mueren más jóvenes que las de cualquiera otra nación, principalmente las de las clases pobres, debido a que trabajan con exceso. En el grabada apareeen varias hilanderas cntrcgra^tos a su trabajo en una de las mas grandes lúbricas de Miados y tejidos de Moscú. (Acme Photo).
Viviremos 71/enos/
El Mundo Neeesito De§eanso9 Si no Quiere Morir
UE si la humanidad no hace g B un'alto en el loco desarro-6 y K 11° que ha alcanzado en el Jr siglo actual, en el venidero la edad mayor que el hom-bre podrá alcanzar será la de veinticinco años.
Cuando menos esto es lo que afirman varios hombres de ciencia ingleses, después de haber hecho interesantísimos estudios sobre la longevidad, tanto en la Gran Bretaña como en Rusia.
“El máximo de vida, en los países más industriales del mundo, alcanza actualmente un promedio de cincuenta y cuatro años”, dice el doctor H. B. Lock-.wood.
El promedio va disminuyendo rápidamente. En Inglaterra ha tenido un descenso de dos años en cada década; en Estados Unidos, de tres años, y en Rusia, de cinco años.
El descenso en el promedio de duración de vida en Rusia, es la preocupación más grande de los científicos rusos, encargados por el gobierno soviético para buscar los métodos a fin de establecer el ahorro de energías de los millones de obreros empleados en las grandes industrias.
PAISES DONDE SE ALCANZABA GRAN LONGEVIDAD
Hasta los últimos años del siglo XIX, Rusia e Italia eran considerados como los países europeos en donde los seres humanos podían alcanzar más años de vida. Se ponía como ejemplo a los numerosos centenarios que existían en estos países. La recomendación médica: “Vaya usted a Italia y ganará diez años más de vida”, era atendida por todas las familias acaudaladas de Europa.
Y, ¿por qué Italia gozaba de este privilegio en el mundo? ¿El clima? ¿La higiene? ¿La calidad de los alimentos?
El doctor Lewis Keith, quien juntamente con el doctor Lockwood ha hecho los notables estudios sobre la longevidad, dice:
“Además de la falta de actividad fabril—elemento esencial para gozar de más años de vida—, Italia reunía a fines del siglo pasado, dos elementos más: el clima y la calidad de sus alimentos. Sí a esto se hubiera agregado la higiene, hubiera sido el país ideal”.
Otro tanto dicen los médicos hablando de Rusia.
“Rusia—escribe el doctor Keith—era otro de los países ideales hasta 1880, cuando fue iniciada la nueva era del maquinismo.
“Cuando en 18S0 fueron establecidas,
una tras de otra, las grandes factorías modernas rusas, los poetas, y entre ellos el gran León Tolstoi, predijeron ej fin de la era romántica y el advenimiento de años durante los cuales el mundo había de trabajar tanto que más tarde había de arrepentirse, asustado de su propia obra.
"Según las estadísticas rusas de fin del siglo pasado, el promedio de vida de un hombre era de setenta y ocho años.
•‘En los pueblos ukranianos, las personas que llegaban a los cien años se contaban por millares.
•‘La diferencia con las estadísticas actuales, es notable. El promedio de vida en la Rusia Soviet, durante 1930, fue de cincuenta años”.
LOS ESTRAGOS DEL MAQUINISMO
La causa por la cuai la generación actual está condenada a morir a una edad más temprana, es explicada así por el doctor Lockwood:
“Desde la segunda mitad del siglo pasado, y durante el mayor desarrollo del maqumismo, los médicos ingleses iniciaron una campaña en favor de los ejercicios físicos.
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ElocucHte signo de actividad humana: mía fundición de metales. (Acm'-)

“Hasta los pueblos más alejados llegó el eco de esta campaña. Los seres humanos, a partir de entonces, duplicaron, por lo menos, sus esfuerzos materiales, intelectuales y también mora-pr».
“El resultado tenía que ser lógicamente, el are estamos observando en 1931: el desgaste más rápido de las energías humanas.
“Una y muchas veces nos habremos preguntado por qué nuestros abuelos podían durar más años que la generación actual.
“¿Otros sistemas de alimentación? ¿Más higiene? ¿Más conocimientos en la aplicación de la medicina? ¿Más vida al aire libre? ¿Más ejercicios?
“No; menos actividad.
“No es, por supuesto, el trabajo lo que produce un desgaste físico; es la actividad inusitada; el abuso de nuestras fuerzas físicas, sólo porque así “lo manda” el progreso, la civilización, es lo que acaba más y más la humanidad,
“En 1800, no existía legislación del trabajo; los empleados, los obreros, los patronos, trabajaban doce o catorce horas.
“Sin embargo, jamás se vió una clase obrera tan resistente, tan llena de vida




y de salud como a principios del siglo XIX. Cuando los socialistas, en 1852, iniciaron los primeros movimientos tendientes a obtener la disminución da horas de trabajo, los capitalistas decían: “La jornada de nueve horas do trabajo no perjudicará a los industria^ Ies, sino a los obreros”.
“En ese entonces no se podía comprender la causa de esta afirmación; pero medio siglo después se tuvo que dar la razón a los inteligentes industriales ingleses.
“Cierto que un individuo permanecía en ei interior de la fábrica doce o catorce horas; pero trabajaba sin apuración alguna; dejaba que sus propias energías marcaran la cantidad do trabajo. El obrero vivía entonces la vida tranquila a la que puede aspirar en el siglo actual un pequeño burgués, como los socialistas llaman ahora a los rentistas, comerciantes o industriales en pequeño.
“La vida, ciertamente, era más monótona, y nadie piensa volver a ella; pero era tranquila—tranquilidad a la que el? mundo tiene que volver, si no quiere sepultarse en sus propias actividades’.
LA HIGIENE
Continúa diciendo el doctor Lockwood, que gracias a esa forma de trabajo, tanto en la ciudad como en los campos de Inglaterra, se había descubierto la fórmula de la longevidad.
“SI en ese entonces—exclama el doctor—so hubieran conocido las fórmulas de higiene del presente, ej mundo ha-bría resuelto el setenta por ciento de sus problemas de vida.	i
“Pero la higiene ha sido un produc-’ to, no de la civilización, sino de la necesidad de buscar un remedio para prolongar la vida de quienes tan fácil y rápidamente entregan sus energías. Prueba de ello, que los pueblos en donde más se ostenta la higiene es en a-quellos donde el maquinismo es más vigoroso. Si no fuera por los métodos de higiene, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia, vieran consumirse a sus habitantes antes de los cincuenta años”.
Dico el hombre de ciencia, que la famosa Sociedad Royal de Inglaterra, a-larmada por el aumento de la mortalidad, sobre todo de los hombres entre los treinta y cuarenta años, ha creado una sección especlalmeute dedicada a estudiar este trascendental problema.
Keith y Lockwood, en los experimentos que llevaron a cabo en la Rusia
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