Lección IV. HERALDOS DEL REY Octubre 23 de 1R32. Bosquejo de la Lección 1. Toda una familia agradando a Dioe. ¿Quisieran saber mis lectorcitos cuál fué esta familia? Pues bien, fué la de Josué, el caudillo de Israel, después de la muerte de Moisés. Josué ya estaba muy ancianito cuando pronunció su discurso de despedida al pueblo que había introducido a la tierra de Canaán. En éste les ruega que permanezcan fieles a Dios y luego los reta a que si mal les parece servir a Jehová, se escojan dioses a quienes sirvan; pero que él y su casa servirán a Jehová. Las palabras de Josué fueron como una chispa en el pueblo israelita, pues todos en aquel día hicieron voto de servir con fidelidad a Dios. 2. El amor y la obediencia en el hogar. La segunda parte de nuestra lección nos habla de la obediencia. Hay muchos niños que creen que obedecer a sus padres es una humillación. Algunos hasta se alardean entre sus compañeros de poder hacer lo que ellos quieren. Pero tales niños desobedecen a sus padres y desagradan a Dios. La obediencia es necesaria para la felicidad del niño mismo. Los hombres que han llegado a valer en este mundo han sido, casi siempre, niños obedientes. No deben los niños olvidar que la Escritura dice: “El hijo sabio alegra al padre; y el hijo necio es tristeza de su madre.” Nos % ■ t :1* v.. « dice el texto de nuestra lección que el obedecer a nuestros padres trae consigo una promesa y ésta es hermosa. Dice así: “Para que te vaya bien y seas de larga vida, sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” Ya ven, pues, los niños, que Dios tiene muy en cuenta su obediencia, y Él en su divina providencia nunca dejará de recompensar a los niños obedientes y que saben honrar a sus padres. Además, los padres tienen el deber de criar a sus hijos “en disciplina y amonestación del Señor.” Los niños nunca deben de pensar cuando sus padres los corrigen que no los aman; muy al contrario el amor los constriñe a castigar a sus hijos, y además, cumplen con la voluntad de Dios. Salomón dice: “La vara y la corrección dan sabiduría: mas el muchacho consentido a-vergonzará a su madre.” Nunca desprecien pues los niños la dirección de sus padres, sabiendo bien que es la voluntad de Dios para su dicha. 4. Deberes mutuos. Dios no está en el cielo con el único fin