ert'wé xieseo«aimewiw,,« toda empresa, ledo se paraliza, todople servir de Providenm tí los des- agonía, se disputan los úllimos gim-couduve; por esto las Soc iedades; heredados. nesde la materia próxima ádoseom- Zareo/Rodriguez v otras solo exis-i l*Amaos los anos á los oíros/’ fue- ponerse! Se pinta en el semblanh* de leu morahnente. ' ¡ron las palabras que salieron de los esos desgraciados, la horrible dese.s- La sociedad Juárez, que ya tiene ¡labios-del Crucificado; este precepto poraeion de los últimos esfuerzos del (en Hionihuonte. í ron las palabras qm razon desmu cuyas tendencias son;que constituye la moral mas pura, al bien conocidas, se nos resiste creer (pie pueda tener el fin de a( piel las, contando, como cuenta, desde hoy. culi la protección de los principales IiumbrCxS del Estado. Apoyados en esto, acordamos la publicación de este pequeño periódico. que sirviéndole de órgano, la dé á conocer por toda la República, haciendo para ello un sacrificio inmenso, que tal vez pueda elevarla hacer la apoteosis del Hombre Dios, opero la regeneración mas grande que se registra en la historia. Enjugar las lagrimas del (pie sufre, es una tendencia (pie entra y encarna en nuestros sentimientos, en nues- instinto Je eonsi'rvaeion, luchando eon hi fatalidad, el triste desconsuelo de dejar un hijo, una hermana, una esposa sin pan, sin abrigo, y tal vez una. tierna madre que espera las caricias de su hijo querido. La ciencia utilizada por la caridad, lucha á las sombras en donde estaba envuelta, casi para exhalar el id timo suspiro, pues muchas veces hasta sus mismos miembros se hacían esta pregunta: ¿La Sociedad existe*? -Qué aflictivos nos eran aquellos momentos! ¡con qué desesperación se trabajaba para volverla tí la vida! Pasaba el tiempo y luego esc tremendo azote de los pueblos, la revolución. venía tí detenerla en >sn marcha progresiva y a ocultarla de vuelta en las tinieblas. Esta ha sido su vida en el peque-, ño periddo que ll.eva de existencia. Asi es que ,si hasta la fecha ha caminado con lentitud, no debe atribuirse. tí falta de entusiasmo y abnegación por parte de sus miembros; sino tí los mil obstáculos que ha tenido que superar. . Abandonados á nuestras propias fuerzas, sin el apoyo y dirección de personas instruidas solo hemos querido que la Sociedad “Juarez7? compuesta de aspirantes al saber y felicidad de nuestra Patria, permanezca firme en sus propósitos, orgullosa con el brillante porvenir que coronará sus sacrificios, y dis-puestasiempre a contribuir con su pequenez ala regeneración social por medio de la ilustración de las masas. tras afecciones, traza la única senda constantemente por mitigar sus dolores: sus esfuerzos serían estériles., si la muger, robando á los ángeles su amor y su ternura, no reanimase su fé vacilante y próxima, a arrancarse; enviadas por Dios, les consuelan haciéndoles considerar esta vida como una jornada que conduce á otra mejor, Los que nacen cu la sombra, los " s á vivir en una. noche , que no pueden admirar las: belleza^ le la obra grandiosa del Increado, tristes caminantes que vagan al acaso, envueltos por las densas sombras de hi' mayor de las desventuras, sin luz en la pupila, sin fuego en la mirada, en la profunda soledad que los rodea, buscan en vano una luz que alumbro sú camino,mi; lugar donde, posar su planta; rendí— dos de fatiga, consternados, interrogan con airado gesto al inclemente cielo: ¿A do ostá ini providencia? La santa caridad les acojo cariñosa, les instruye, les educa, reanima su esperanza con estas palabras: te negó su luz el cielo, yo te daré la luz perenne i * 1 1 .*■ • J. . . — ,1^.1 feliz de la existencia, conduce sin cesar al hombre a su perfeccionamiento. La caridad ha producido los rasgos mas bellos de abnegación, los mas sublimes sacrificios, bosquejándose en la Edad Media al establecer los Lazaretos, llena su misión al instituir ios hospitales, ¡que mas grande, ni mas bello, que socorrer al indi- predestinados gente en los momentos mas amargos eterna, n de nuestra precaria existencia; espe-rimenta el corazón una sensación tan grata, al contemplar las miserias de la humanidad mitigadas por esos seres, que hacen el sacrificio de su juventud, de sus ilusiones, de sus afecciones mas caras para consolar al quc: sufre, pa ra al i viar al que padece! San Vicente de Paul al poner en práctica los preceptos de la Biblia, se sacrifica por los desgraciados: el niño, el enfermo, son sus hijos;qne-ridos: las miserias, penalidades, trabajos, su recompensa: sus virtudes, su ejemplo, cunden con rapidez, despertando en todas parles un deseo irresistible, de hacer el bien: limosnas, donaciones, fortunas; se depositan en sus manos para formar las casas do beneficencia. Cuántos seres desamparados en la primavera de su vida, condenados y viva de la inteligencia y del saber. Si las pasiones cual torrente desbordado pugnan por destruir la inteligencia, la razon vacila, á veces el cerebro mejor organizado sncuin-.....___ . be al fin, produciendo lamas horri-por la mas negra de las fatalidades ble de las negaciones, la ,muerte mo-: á vegetar como parásitos, sin hogar, ral. La secuestración, .el hospital, sin nombre, sin una mano amiga que dando al demente una vida mas trau-sosteima sus vacilantes paso.s, sin quila, le libran de la befa y el es-. Jesus de Valle VACIEDADES. LA CARIDAD. [*] La institución mas bella del cristianismo, ht mas noble de las acciones humanas, es la misión sublime r*> j>í$curso prontiDcíalo por hh autor, nn la celebración $* Conievcuci» S. Vicente el hastío, hacen buscar al anciano, un abrigo; el asilo lo. dá su sombró.: le sirve de familhi; protegi(hv por la Sociedad;; espera tranquilo.sus úlli-; mos momentos, y al espirar esclama: ¡Oh santa caridad, tú (pie amparas á los huérfanos, (|ue.prolej.cs Ja.indi-les'esos cuadros tristes y sombríos igeneia, que das un asiló al uiim, mi en que el dolor,-los sufrimientos, la ¡anciano, eres la mas grande délas una muger tí quien dar el dulce nombro de madre, pereecrian por el hambre, por el frió, si el asilo no les abriese sus ’puertas, cobijándoles con amor, arrayándoles en sn seno. Ira I primera idea que germina en su ee-: rebro, la primera oración que balbu-teii sus Libios, es un himno de amor, de gratitud á la SociecLitl que ampara su horfandad. ¡Quién no lia visto cu los hospita- |