LA VIOLETA. 131 Del mártir de Dolores, invencible, La causa protejiendo, al despotismo Tranquila desafiaba, é impasible Sufrió la excomuión del fanatismo. En lóbrega prisión la tiranía La tuvo largos años aherreojada; Y nunca desmentida su energía Se vió, ni su bondad acrisolada; Ni vieron la jamás ante su reja Inútil exalar, sentida queja. Giiadah(/pe Gomes de Suarea. Saltillo, Octubre de 1893. Discurso leído en el 8. aniversario de la Sociedad jfosefa Ortia de Dominguez. ¡La mujer! ¡La caridad! Hé aquí, dos sublimes ideas, que como los sue ños del poeta ciernen sus alas de oro y rebolotean en nuestro contorno, in pregnando de suavísimas aromas la atmósfera que respiramos. ¿Qué palabra podrá hallar mi voz al dirijirse tímida en esta noche, en que conmemoramos un acontecimiento, que como un símbolo contuviera la sublime idea que aquel encierra? La mujer ese pequeño átomo de la creación y sin la cual esta no existiría esa omnipotente debilidad, esclava dominadora, ese ser en fin que el poe ta canta, que el filósofo estudia y an te quien el hombre ya se postra adorándola, ya se encona vilipendiándola y que sin embargo ninguno compren de; de ese ser es el que mi débil mano procura tímida trasar algunos pequeños rasgos, ¿por qué como seria posible que lo que no han conseguido en tantos siglos los mas grandes pensadores, lo intente mi pequeñésf ¿Cómo siguirá la mujer en esa interminable via que ha recorrido á tra vez del campo de la historia? ella que ha crecido edificada por el paganis mo, esclavizada en el oriente y humi Hada por la barbarie de la edad media, siempre ha sido la potente palanca con que las sociedades se han conmo vido. Pero ya os dije, señores, que no se guiré á la mujer en su sublime epo peya. Y hoy os la presente tal como la tenemos ante nuestra vista, sencilla, cristiana, y en contacto con las tristes miserias de la humanidad....... Y de allí vereis también levantarse como un genio y admirada por su grandeza, ya habías escuchado á voces mas robustas que la mia, á intel i gencias superiores, contaros la sencilla pero conmovedora historia de nuestra festividad; ella recuerda un acontecimiento, es la instalación de nuestra fraternal sociedad que lleva en sí el gérmen del mas santo pensamiento....... Pues bien, ese pensamiento es de la mujer, por que á su gigantesca alma no le bastó la sublime misión que Z?ios le diera en el mundo de con solar los dolores del hombre, de enjugar sus lágrimas, de acompañarle desde su cuna hasta el sepulcro,de se guirlo aun más allá con sus plegarias. Ella, que también sufre, ella á quien ha tocado quizá la mayor parte de la herencia de lágrimas en la vida, ¿qué hace su doloroso calvario? se asocia con la caridad, y se eleva hasta su resplandeciente labor. Aquí la teneis, no aislada llorando en su hogar, abatida por el sufrimien to, sino valiente y generosa levatán-dose sobre el pedestal de la asociación y empuñando el resplandeciente lábaro de la caridad, desafiando los sufrimientos para combatirlos, y no ve sus propios dolores, no se encierra en ese egoísmo, que engendra el su frimiento, no, no se ocupa de su indi vidualidad, sino que midiendo los do lores de sus hermanas, por los suyos, ve aquellos, los siente, los Hora,y bus caen su corazón lo ante todo milagro so para aliviarlos.