Don Manuel Vazquez Tagle LA CONTINUACION DE D. PROTASIO. lie aquí uno esos prestigios que viven de fuerza hereditaria. Don Manuel Vázquez Tagle ha sido abogado conspicuo, profesor universitario, político de renombre. Secretario de Estado y, hasta candidato presidencial; y todo absolutamente todo se !o debe a la circunstancia feliz de ser sobrino del famoso Don Protasid Tagle. Si en lugar de llevar el nombre que lleva, se llamase Manuel Vázquez González o Manuel Vázquez Martínez, otra seria su estrella y otra también su posición. Esto no quiere decir que el Lie. Vázquez Tagle carezca en lo absoluto de virtudes: es honrado, tenaz, austero, pero carece del mérito intfispensable para formar una personalidad independiente en la vida. Asi como Don Fernando Iglesias Calderón es siempre “EL HIJO de Don JOSE MARIA’* asi también Don Manuel Vázquez Tagle no puede prescindir de ser siempre “EL SOBRINO DE D. PROTASIO" Ct anclo desempeñó la clase de Derecho Penal en la Esencia Nacional de Jurisprudencia demostré) conocer a fondo la materia. Sus disertaciones eran claras, amplias, y denunciaban una gran cultura, no solamente en el terreno concreto de la legislación vigente sino en las orientaciones nuevas del Derecho criminal. Escuchándolo se enteraba uii<> de que no era un clásico rezagado sino por lo'contrario, es-laba bien enterado de las ideas dominantes de la época. Sin embargo, su voz era inanimada, yerta, voz sin^wnalidades ni matices, voz de un hombre muerto que parecía vibrar en el disco de un fonógrafo. Se nos antojaba la voz de Don Protasio Tagle. que desde su tumba seguía dando su cátedra en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Después, en el estruendoso movimiento de 1910, el nombre de Don Manuel Vázquez Tagle apareció entre los organizadores de a’gún Club antireeleccionista. Era natural: el sobrino de Don Protasio no podía., sin traicionar su nombre, figurar en las falanges porfirianas* Su labor política, como sú .voz de maestro, fue también fría, pasiva, sin hervios ni convulsiones: se volvía a antojar que era obra dj£ un cadáver que se incorporaba trabajosa y pesadamente en la vida: pero ya sin las fuerzas necesarias para desarrollar aquella asombrosa actividad que le fue tan funesta en el año de 1877. Empero, había muchas personas que creían en las virtudes personales de Don Manuel Vázquez Tagle. Se suponía que lejos de limitarse a tener virtudes hereditarias tema una personalidad pórpia que sólo esperaba oportunidad, para traducirse en obras fecundas y duraderas. Don Francisco Madero fué de los_creyentes, y llevó al Lie. Vázquez Tagle a-la Secretaria de Justicia en donde tenía por delante el programa colosal de justificar la Revolución de 1910. Efectiva-—mente, el principal cargo que siempre se hizo a la Adminis tración porfiriana_ fué la falta absoluta de Justicia: era por tanto, indispensable decretar una nueva legislación y desinfectar i<>s corrompidos tribunales de aquella época. Para cfd se necesitaba tn magistrado justiciero y recto, que desterrase para siempre el cohecho y la concusión el soborno ye la consigna; un hombre en plenitud de facultades y de vida que realizase aquella labor grandiosa de demolición y de reconstrucción. ¿Qué hizo el Lie. Vázquez Tagle? Absolutamente nada. Se limitó como Ministro de Justicia a despachar oficios. No tocó un solo Código, no reformó una sola Ley. no desin fectó un solo Tribunal. Fiel a sus tradiciones de maestro y de político siguió siendo la inanimada reencarnación de un desaparecido, el embajador imperturbable de una sepultura, la continuación de un muerto ilustre. Sí, solamente un cadáver pudo tener la inacción que caracterizó a Don Manuel Vázquez Tagle. durante sus quince meses de gestión ministerial. Ahora se alega que debe ser Presidente de México porque fué el único ministro de Madero que no i enunció en febrero de 1914. ¡Ya nos figurábamos de antemano que su mérito tenía que consistir en “no haber hecho alguna cosa." Sigue viviendo el hombre de las virtudes negativas. No sirvió a la administración del General Díaz, no aduló al César, no dió consignas como Ministro de Justicia, no reconoció la revolución militar del General Huerta! Casi se pued^decir que su ideal de vida sería: ¡no existir! Dice el viejo romancero castellano que el Cid ganó una batalla después de muerto. El alma de Don Protasio Tagle, cabalgando en la personalidad de su sobrino ha ganado reputación de Maestro en la Universidad y la Cartera de Justicia en las lides de la política. ¿Le estará aún reservado ganar la Presidencia de México?.