Mater Dolorosa por Jose Juan Jabeada Bajo la hornacina de rocalla de oro, Miré su faz blanca, su trémulo lloro, Sus manos cruzadas sobre el terciopelo, Mientras de las hondas penumbras del coro Los cantos sagrados volaban al cielo. Fue en las horas grises de una tarde umbría.... Allá en las ojivas desmayaba el dia Con todas las luces de la pedrería, Y de la Madona dejaba en la frente Un albor de luna, pálido y doliente.... Como el moribundo que al hospital llega —Pálido y temblando—llegué a tus altares, Con el alma henchida de cólera ciega¡ Con mi ser nublado de inmensos pesares! ¡Oh Trágica Virgen! ¡Mater Dolorosa¡ Que en lago cambiaste mi alma procelosa ¿Por qué si en blasfemias mi espirito hervía Surgió la plegaria? ¿Por qué, Madre mía?.... Llegué hasta tus plantas —Luzbel orgulloso— Hinqué la rodilla; sentí tu ternura.... ¿Por qué las tinieblas de mi ser umbroso Oh triste Madona, cambiaste en luz pura? Si todo lo mancha mi dudar eterno, Si junto del Cielo contemplo el Infierno, Si en vez de la amante que me da sus besos Miro al esqueleto que me da sus huesos. Si a la flor más pura que entreabre su brocht La miro manchada por lúgubre noche.... ¿Por qué si es inmenso mi dudar eterno Por tí se levanta mi canto más tierno? Y en la triste iglesia desmayaba el dia..... Los siete puñales sobre el terciopelo Con dulce amargura la Virgen lucia, Sus tristes miradas volaban al cielo Y místicamente su llanto corría......... ¡Oh Virgen! solloza mi voz en la sombra, Cuando el tedio empaña mi cruel agonia, Mi ser te suspira, mi labio te nombra Y de los dolores en la eterna sombra En vez de quejarme, digo: ¡Madre mia! Madre mia! el mundo para mí es escoria. Para mi la lucha no tiene victoria..... Pero en las tinieblas de mi desconsuelo, Las ondas dolientes de su terciopelo Serán mi bandera de triunfo y de Gloi'a! Madre mía! Nunca fueron los amoqes Para mi radiosos ni llenos de flores Y hasta las miradas de la amada mía, Cuando vn mí derraman su clara alegría, Dejan una estela muy negra y muy fría! Ya lo ves ¡oh Madre!.... soy desventurado ¡Vuelve a mi tus ojos de luces piadosas.... En mi árida senda vierte algunas rosas, Porque los abrojos ya me han desgarrado Y sobre mi tiemblan las noches umbrosas!