O DE ALBA. .............................................................................................. mnif dura de este interesantísimo artículo, en el que la cuestión ; demás atinada, sirviendo de orientación precisa y sana. i ..........................................................................iiiiiiiiiihkiiiiiiii.^ ponsabilidad moral y con reconocida solvencia intelectual; entre tanto se instituían en las Escuelas Normales y sobre todo en la Universidad, las cátedras adecuadas para la preparación de maestros en mayor es cala. Abogamos también porque la oxperien cia se hiciera de manera limitada para no exponerse a la confusión y para que hubiera una vigilancia estricta sobre los 'resultados. Era pues, más bien sigue siendo, un motivo de estudio y de investigación y de ninguna manera, un tema sobre el que se hhya dicho la última palabra, ni mucho menos una provocación a lo que haya de noble y respetable en nuestro ambiente. Había que hacer una poca de historia, aunque resultara tediosa, para que se colocara el tema en su verdadero centro de gravedad. Creo que se ha procedido con precipitación en lo que se refiere a las encuestas populares y a las votaciones periodísticas, pues lo primero que se impone es un conocimiento lo más profundo posible del problema. Habría que empezar por discutir hasta el nombre de la asignatura, o más bien, de la actividad escolar. Saber cuál iba a ser el contenido, la profundidad y el alcance del programa y cuáles los procedimientos para desarrollarlo. Ponerse de acuerdo en “el cuándo, el dónde y el cómo’7, para después preguntar, a la vista de los datos precisos, si se aceptaba o no la inclusión de este tema en el Plan Escolar. Me parece que estudiando esto sin apasionamientos, caprichos o desviaciones se podría llegar a la unanimidad de votos; pues a la postre se trata de un servicio social, que debe realizarse en un campo libre de prejuicios y desbrozado de toda cizaña y ma--levolencia. Si se sigue el camino que se lleva podría llegarse a una repulsa absurda y un poco peregrina, pues estos sistemas de cédulas y cupones de votación n0 tienen valor, por-que no se sabe qué es lo que quieren y qué lo que no quieren, dado que los votantes no están enterados de las verdaderas finalidades y de los puntos básicos de Ja discusión. Hay que pensar que estamos enfrente de un asunto de gran trascendencia y de un a 1 c a n c e moral y humano insospechado. No va de por medio ganarle la partida a la Sociedad Etn génica o a la Comisión Técnica Consultiva, ni una votación al C. Secretario de Educación, lo cual no tendría sentido ni justificación; se trata de algo íntimamente ligado con el mejoramiento fisiológico y con la superación moral de las generaciones venideras. Si se pregunta a quema ropa a un padre o a una madre de familia. ¿Aceptas la Educación Sexual para tus hijos, sobre todo para tus hijas? Lo más probable es que diga que no, pues no sabría dilucidar claramente los propósitos. Hay que dejar a los padres que mediten con calma y serenidad, invitarlos a que piensen un poco en su propia historia, a que reconstruyan episodios de ¡a adolescencia y de la juventud, a que venga a su memoria el recuerdo del “instructor” o de “la instructora”, que tuvieron, a que aquilaten los riesgos a que se vieron expuestos, y en ciertos casos hasta en los quebrantos que padecieron, log terrores que los asediaron, las amarguras que los aniquilaron. Aquella soledad y aquel aislamiento de no saber a quién preguntarle ciertas cosas porque los padres inspiraban miedo y los hermanos mayores desconfianza; fué entonces cuando los amigos de mayor edad, ya “fogueados”, los mozos de -------)o(------- REVISTA DE COaHUILA 13