y h*ía ydéado bravamente con los
que Rodríguez, al retiraree éc et-
dablemente más berei iSadeofe bastado con poner los <ap» e» <ea¿-
preaMr <ée en sacerdote. Pero Ni-cefariB» no despuntó por ese lado, y allegar al derecho canónico, después dr briBaetes estudios de latinidad y fifaeetia manifestó su resolución de ser ahogado. Y lo fue. Pintar me-
eev» «I .padre qne imponerse para <iee <á mozo alcanzase el codiciado ** ¿■era evento de nunca acabar. Cada uno de los exámenes, cada uno de h» pasos de aquella larga carre-
legitimo preceda tm ripln ee oye»
™ afanos aunque no muy lucido.* faene» de fortuna, enfermo, justo y
dársele caza. Despees oc* ageaeear algunos palos—cuestión de peca fan*
hételo ya hombre hecho y *redh» y
suerte y bien caro pagó se new a fa desconocido. Salióle se xueger borxa-cbona, despilfarrada, yí,' fa gne ea aun peor, no muy fieL Dfius <nneu por fin, llevársela y dejarlo en paz con tin chiquillo en el qne pee» teda sü- adoración. Tanto lo qróo gnr en vez de hacerlo lo que ¿I y fa <ue cuantos en torno suyo riirin. emn laBrádor por tmnporadas y por tent-porádás marino---------de «■ maride
agua dulce, como no en haide háfaa
ogarro de hoja y tabaco macuche, la copo, de mezcal con los amigos y la pertñía de tute o rentoy en la playa, ni aen el calor de una mala frazada en ei íevierno y el alivio de la friega recetada de caridad, por un médico veraneante, podía Rodríguez concédeme. 'Todavía si todo eso lo hubiera pagada el hi:o con solicitud y ternezas! Pero el hijo, ¡bueno estaba eí fajo! Ya desde el seminario se avergonzaba de la humilde condición 4e sn padre, y recibía sus visitas con mal ocaha contrariedad, que no podía vencer eí-el goce de los regalillos,
cuela en el pueblo, cuando fa enmñ a ella, para qne se civKrwr Safa» Nicolasillo—que asi se Krnih el fajo de Encarnación—de rpiHado y
sü padre, malbaratando algo de co que entonces tema, y pmáed
■teta que el viejo le llevaba. Después en ei colegio civil, ante sus camarada», hacíalo pasar por un mayordomo • por un criado. Al obtener el titulo y ■cierre de hoz y coz en enredos eiectocaíes y políticos, llegó en las redacciones de los periodicuchos en qne escribía, a arrebatarse de ir a la presencia del autor de sus días, y a lígnifinric que no lo visitara. Torpemente pretextó para ello un interés filial que no engañó a Rodríguez. ¿Para qné se*ha de imponer UcJ. a sus años Sa molestia de estos viajes?
quiera sino de los de cáscara
manas: yo seré el que lo busque siem-pK'lfaé pee^á TrttiÍroTés-qiié"nd-1o bascaba motea Escribíale, eso si, y
a menudo, pidiéndole siempre dinero en cartes secas y apremiosas. x S trabajando el uno hasta matarse por el otro, y éste dejándose querer, sorprendió a ambos la súbita trans forjación del'puebleeillo teatro de hs proezas y de las penalidades del an CÍL^s terrenos que aún conservaba vendiéronse a precios cxorbttontes y Encarnac ón fue neo. Entonces si ^no a verio Nicolás. Quena tasarse fundar una. fámilm, y las monedas enterradas én un rmeon de la choza salieron a lüz.y se emplearon en adquirir los muebles, perifollos y chu cherias indispensables para la boda. A ella no fué invitado el pobre mártir. -Ud^dijole su verdugo-se encontrará entre personas como los tes de mi mujer, orgullosos e mtrata Mes No venga Ud.. que ya le traeré a Carolina;y verá cuan buena es y MUasnteOlviijo deseaba conocer a su nuera y filé al enlace. Demasiado a'tivo para-soportar desprecios, contentóse con atisbar a la novia en la iglesia, detrás de un pilar, y_pu o, durante unas cuantas horas, mirarla a su sabor, fúcucha. rubia y pahda con SU vestido blanco y a través de SU velo vaporoso.
Df-snués no la vio mas. i Un, aque lia ocasión! En la niebla borrosa que era”» v”da desde que el hijo ingrato le fahabá. sólo un episodio destacare. fd'^o e instantáneo corno^un
^r de la catástrofe? No podía re-^^nTv.^nadadoHntr^ido.él haba sido 1X de los que se arrojaronal Ho ™ salvaj a los nautragos. Y en uno de los cadáveres tendidos en la ribera sobre un lecho de cañas, creyó reconócer, desmesuradamente abiertos ,y	X!
azules que había visto, en una igie ti» bajo eLvfelo blanco y la^cocona de azahares. En su impas-b.hda de m-digena no le ocurno siquKra ave rignar el nombre de la muerta^jr
(Pasa a 4* última nág).