cjCa tarea clef paótor EN EL EVANGELISMO Rubén B. Robertson, Mendoza, Argentina ILA ESCUELA BIBLICA IDE VACACIONES Crea Ridenour, Cali, Colombia En una civilización acelerada y en un mundo confuso, recaen sobre los hombros del pastor de hoy agobiantes tareas, tareas que a veces llegan a ser su lecho de desaliento de noche y su pesada carga de dia. Y en este conjunto de perplejidades y continuos problemas, el siervo del Señor se ve obligado a contemplar su papel en medio de tanta desorientación mundial trente a las palabras de Pablo: “Apartado para el evangelio de Dios." Al través de 18 años en el ministerio del evangelio, he amado mi llamado. Me gozo en sus esplendorosos horizontes y descollantes potencialidades. He tenido una sola meta y a ella he procurado dedicar mi vida: proclamar la gracia y el amor del Señor y Salvador Jesucristo. En Nazaret donde habla sido criado. Jesús entró en una sinagoga y se levantó a leer. Recibió en sus manos la profecía de Isaías. Abrió el Libro y comenzó a hacer vivir las mismas palabras que hacía 700 años él habia inspirado: “El Espiritu del Señor es sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas", dando una visión verdadera y penetrante de la gracia divina a todos aquellos cuyo pensar se encuentre encuadernado en remordimiento y desesperación; "me ha enviado para sanar", impartiendo misericordia para dar vida y consuelo a todos aquellos agobiados bajo la carga angustiosa de ininteligibles tristezas; “para pregonar ... libertad, haciendo accesible para todo aquél cuya esclavitud guarda cerrada continuamente la puerta por la cual la salvación eterna anhela entrar para ungir los ojos ciegos y romper las cadenas de condenación; “para poner en libertad", levantando en sus brazos eternos a todo aquel que los tenga quebrantados y cuyo corazón se halle destrozado por la derrota moral y espiritual; "para predicar el año agradable del Señor", anunciando que el cielo tiene sus portales abiertos y que el amor divino nunca deja de ser. Debajo de estas aclamaciones maravillosas del evangelio, Jesús encomienda a sus mensajeros, “como me envió el Padre, asi también yo os envio", y a través de cada palabra se extienden las vastas llanuras hasta abarcar la haz 2 de la tierra en un plan glorioso para la salvación de las Innumerables multitudes. A esto es llamado el pastor. Con este sentir incesantemente por delante, la tentación de hacer buenas migas con todos se convierte en un llamado poderoso y sincero para llevar este evangelio a los pecadores, presentándolo clara y poderosamente. Como pastor su responsabilidad es sin igual en el mundo. Por eso exclamó Pablo: "¡ay de mi si no anunciare el evangelio!" Precisamente en toda la obra de su iglesia el pastor, cuya influencia es indispensable, será la persona clave en un verdadero evangelismo perenne. Si él desea que toda organización y que cada departamento de su iglesia estén saturados de un sentir, pensar y obrar evangelisticos, entonces lanzará su fervor para evangelizar en cada oportunidad y enseñará a los miembros de su iglesia de tal manera que esta institución que Jesús estableció, con el fin de llevar a cabo el extendimiento global de salvación, sea verdaderamente cumplidora de todo lo que su Fundador invirtió en ella. Más aún: ninguna iglesia tiene derecho de existir en el mundo a menos que realice el propósito por el cual murió Jesús en la cruz. Por eso viene la pregunta aguda: "¿Qué fin espera lograr un pastor aparte de ganar a los inconversos para Cristo? ¿Vale la pena su ministerio a menos que realmente tome a pecho con toda urgencia esta tarea de evangelismo?" El mandato perentorio del pastor es alcanzar a los hombres para Jesús; de otra manera su ministerio tiende a enranciarse. Tiene que persuadir a un mundo incrédulo para que siga a Jesús o él se marchita y su iglesia se estanca. Su imperativo ineludible es presentar a los perdidos a Jesús o fracasar en su llamado. En el evangelismo dirigido dignamente por el pastor, les manantiales curativos para el corazón enfermo y condenado manan continuamente por toda la vida de una iglesia. Por lo consiguiente, hay una satisfacción interior de que estamos poniendo por obra la función original que el Maestro entregó a su iglesia en las palabras que resuenan como el rumor de los mares: “Id y haced discípulos" en nombre del Trino Dios. Las iglesias esperan que el pastor dirija en un esfuerzo continuo para ganar almas, sea por su predicación en reuniones de grupos especiales como las de entre semana, en su presentación de un programa merecedor de trabajo o en la visitación. Su concepto de la responsabilidad en el evangelismo ha de formar su plan de acción no solamente en su predicación, sino también en su cargo como pastor. Si con ternura de alma comparte el llamado de Cristo, verá en su trabajo diario oportunidades en abundancia de presentar el evangelio a un mundo arruinado. Su compasión para con la raza perdida encenderá su corazón y podrá encaminar sus energías en cada reunión de la iglesia, en cada entrevista y en su trato con la humanidad para la genuina conversión de almas. El pastor es evangelista en su iglesia; a menudo tendrá oportunidades para irse a otro lado para predicar en campañas de evangelization. Si no se le ofrecen tales oportunidades para estas tareas especiales, debe presentar su anhelo delante del Señor en sincera oración y pronto se le abrirá paso. Nuestro llamado es probado cada dia por medio de las experiencias, las emergencias y las situaciones difíciles de la vida. Un mundo incrédulo, escéptico. lleno de engaños y dudas, está en busca de señales positivas y fidedignas en la vida y en la vocación de una persona. Pienso que tales distintivos se reflejarán en el siervo de Dios primeramente y en la manera en que él presenta el mensaje de la salvación. Si este anhelo de proclamar la verdad inigualable del Cristo nos posesiona, se cumplirá lo que exclamó Jesús: “y yendo, predicad", y "las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida." Lo que desempaña el pastor en el evangelismo no es meramente una tarea, sino que es su llamado para inspirar el alma, su comida para reponer sus fuerzas, su humildad para implorar la compañía del Poder Divino en todo momento para llevar a las multitudes condenadas en pecado la reconciliación perfecta. (Pasa a la página 15) EL PROMOTOR DE I. Le