DELA RELIGION. - 47 cía semejante, dieron dos mil ochgcientos.cincuenta para libertar al Sr. Esco-deca. misionero. ■ Para poder administrar en peligro de muerte el bautismo á. los niños de infieles, los misioneros sé ven en la precision de instruir y mantener un cierto número de personas, las cuales van recorriendo las ciudades^ pueblos y aldeas con varios remedios, y muchas veces se ven obligadas á dar dinero á los infieles para que les dejen bautizar sus hijos. Desde él tiempo de los Jesuítas era prodigioso el número de niños bautizados de esta suerte, en la China; porque en Europa habia varias personas piadosas que tenían la devoción de mantener á .su costa uno ó dos catequistas para que se empleasen en. este ministerio, lo que costaba solamente unos. 300 rs. al año por cada catequista. Aun ahora solamente en la misión de Su-Tchuen, el número de niños bautizados de este modo sube cada año á mas de mil. En 1820, fue tan grande la miseria de esta misión, que los misioneros, se vieron obligados á suspender esta obra sublime de caridad cristiana; pero la divina Providencia les socorrió muy presto coii 10 mil reales que les dejó en legado un sacerdote de Macao. Nadie puede figurarse cuán prodigioso seria el número de niños en toda la estension de los paisas de Oriente á quienes se abrirían de este modo las puertas de} cielo, si los misioneros tuviesen á su disposición recursos solamente medianos. ¡Ojalá que gé encienda en los corazones dé los ministros de Jesucristo esa. sed insacia^le de la sal vación de las almas, d.e que se sentían abrasados San Francisco Javier y sus-compañeros, y que les hacia, conocer que no era mucho ir. hasta la estremidad del mundo.para salvar una alma redimida con la sangre de un Dios! ¡Ojalá que todos los cristianos, cuando piensan hacer algunos gastos inútiles, se sientan conmovidos acordándose dé esos niños desgraciados, y den gracias á la Divina Providencia que parece haberles puesto éntre las manos el precio de su eterna salvación! Para formar una nueva cristiandad en una villa ó aldea donde no se conoce aún la Religion, se envían allí una ó dos familias cristianas, para que la hagan conocer á sus nuevos conciudadanos por medio de sus conversaciones familiares, y de este modo Ies dispongan para recibir después las instrucciones de los misioneros; pero este método es costoso, porque es preciso indemnizar las familias trasladadas dé las pérdidas que esperimentan para cumplir con su misión. •< En 1817 fué tan grande la miseria«en Tonquin, que no se podia dar mas que un puñado de arroz por comida á los doscientos alumnos que vivían en el colegio, de que estaba encargada la misión; por tanto se puede conjeturar fácilmente á cuánto subirían Ids gastos, y cuáles serán las miserias hoy en dia en que la persecución ha obligado á los misioneros á dispersar los niños y colocarlos en puntos diferentes. Después de haber sacado la cuenta, se encontró en un ano, que cada botella de vino para, la Misa, puesta en Tonquin, habia costado unos 400 rs. á causa de lós gastos de transporte y varias pérdidas Causadas por diversos accidentes. El Illmo. Sr. Florent, obispo de Sozópolis, y vicario apostólico de Siam, que se habia adquirido grande estima de parte del rey de este páis, tenia por palacio úna miserable cabaña formada con cuatro palos y cubierta de paja, una tabla desnuda, era su cama, y .algunos_asiéntos de madera eran todos sus muebles; andaba descalzo, y toda su guardaropa se componia de una sotana morada vieja y un gorro de hule que le llamaba su sombrero. Este santo