jueves 28 de enero de 2010 09 Especial. DlUnOSimDicgo. Detrás áe la máscara Jorge Ramos Ávalos Especial para Dlirio Sin Diego Malestar en Estados Unidos La esperanza y euforia que el presidente Barack Obama trajo a Estados Unidos hace poco más de un año se ha transformado en un grisáceo e incómodo malestar. Como esos dolores de cabeza que son leves pero constantes, este malestar no tiene un solo origen. Es provocado por muchas cosas. Ese malestar surgió con más fuerza que nunca en Massachusetts. Fue ahi que el candidato republicano. Scott Brown, le arrancó a los demócratas el puesto en el Senado que ocupó durante 47 años el recientemente fallecido senador Ted Kennedy. Sin duda hizo una mucho mejor campaña que la demócrata, Martha Coakley. Pero eso no lo explica todo. El resultado en Massachusetts es un voto de castigo contra Obama. “La angustia y frustración que hay en el país por la situación económica que estamos vi viendo”, dijo el portavoz presidencial, Robert Gibbs, es lo que provocó este voto. Y el presidente “es uno de los que están frustrados por la lentitud de la recuperación económica". Los norteamericanos están frustrados porque uno de cada 10 de ellos no tiene trabajo.-Hay 15 millones de desempleados en el país. Además, millones más siguen en peligro de perder sus casas. Y ante la pregunta de si se está hoy mejor o peor que hace un año, pocos pueden decir que las cosas han mejorado. La frustración empezó a crecer cuando, tanto el gobierno del presidente George W. Bush como el de Obama, gastaron una millonada para ayudar a las entidades más grandes: a los bancos, las empresas financieras y las compañías automotrices. La pregunta de los estadounidenses es legítima: ¿Por qué ayudaron a los más ricos y a mí no? La respuesta oficial --que las cosas estarían mucho peor si no hubieran ayudado a los sectores financiero y automotriz— no es un consuelo para los que han perdido empleo, casa, seguro médico y esperanza. "Tenemos mucho más que hacer", reconoció en una entrevista Cecilia Muñoz, la hispana que trabaja más de cerca con Obama en la Casa Blanca. “Necesitamos una reforma de inmigración; es parte de la reconstrucción de la economía". La ausencia de una legalización de 12 millones de indocumentados alimenta la frustración de muchos latinos. La posibilidad de una reforma migratoria sigue siendo una prioridad del gobierno de Obama, pero sin el activo apoyo del Congreso no va a pasar nada en el 2010. Mientras tanto, los hispanos son los más golpeados: El desempleo (13 por ciento) y la pobreza (23 por ciento) son mucho más altos entre los latinos que entre otros grupos minoritarios del país. El malestar también viene de fuera. A los problemas internos se suma el temor de otro ataque terrorista. Los miles de millones de dólares que se han gastado en nuevas tecnologías y en proteger a la industria, de la aviación no fueron suficientes para evitar que un nigeriano con explosivos en su ropa interior se subiera" a un avión y lo tratara de destruir antes de llegar a Detroit el día de Navidad. El sistema no funcionó. Casi nueve años después de los atentados terroristas en Nueva York, Washington y Pensilvania —y dos guerras más tarde— todavía somos vulnerables a un pequeño grupo de extremistas obsesionado con matar a civiles estadounidenses en un avión. El malestar surge porque los norteamericanos han sido golpeados donde más les duele: en su bolsillo y en su seguridad personal. Esto explica la votación en Massachusetts y la caída en la popularidad del Presidente. Del 69 por ciento que tenia hace un año, Obama apenas roza hoy el 50 por ciento de aprobación, según la mayoría de las encuestas. Obama, no hay duda, es un presidente que aprende con celeridad. Pero el malestar y la frustración de los norteamericanos han repuntado al darse cuenta de que las mejores intenciones de un solo hombre en la presidencia no*han sido suficientes para sacarnos rápidamente de la crisis económica y del sentimiento de inseguridad ante los terroristas. Apenas estamos en enero y el 2010 ya se antoja como un año sumamente largo. (Jorge Ramos es el conductor del Noticiero umvision, que se ve en Estados Unidos y 13 países de América Latina). Sin fronteras Jorge Alberto Calles Especial para Diario San Diego Las Odiseas de Salvador y Luis Alberto A las 5:18 de la mañana del pasado lunes, en un bar de Ciudad de México, Salvador Cabañas fue baleado en la cabeza por un sujeto que aparentemente ya ha sido identificado por las autoridades policiales de la capital. Cabañas cayó severamente herido pero, según declaró su esposa, en estado consciencia. Poco después sería trasladado a uno de los hospitales más’ modernos de la ciudad. Desde ese momento, el goleador paraguayo vive una odisea cuyo desenlace nadie se atreve a pronosticar pero todo mundo tiene especial interés en seguir. Pocos minutos después del ataque, los noticieros matutinos del país, nacionales y locales, televisivos y radiofónicos, difundían información tanto de la agresión como del estado de salud de Salvador. El día anterior, el domingo 24, a las 6:24 de la tarde, Luis Alberto Garduño Martínez, hombre de 28 años e hijo de una empleada doméstica de Puebla, caminaba en compañía de sus dos hijos pequeños, de 6 y 4 años, por una de las calles de esa ciudad rumbo a su domicilio. Retornaba del paseo dominical cuando fue interceptado por una patrulla. Dos agentes lo detuvieron, dejaron a sus hijos en la calle y lo condujeron a las instalaciones policíacas. Luis Alberto no entendía qué pasaba. En el trayecto a la comandancia le informaron que otro hombre lo había acusado de haber intimado robarle, junto con otros dos sujetos, unas calles atrás, unos minutos antes. . Como era de esperarse y como era obvio, Luis Alberto se defendió haciéndoles ver que se habían equivocado de hombre. Era imposible que él hubiera participado en un asalto con otras dos personas puesto que caminaba acompañado por sus hijos. Sus argumentos rebotaron en la sordera de los oficiales. Para éstos, la gorra negra que portaba Luis Alberto era evidencia suficiente de su involucramiento en el asalto. La víctima recordaba, con claridad, que uno de sus atacantes portaba una gorra negra. Luis ingresó ese día a la cárcel y desde ese día él y su familia viven una odisea a la que muy pocos han dado seguimiento y cuyo pronóstico no reclama esfuerzos sesudos, Las autoridades capitalinas han desplegado un esfuerzo singular por resolver el ataque al centro delantero de uno de los equipos de fútbol más populares de México, América, y su equipo se ha ocupado de que su ídolo reciba la más moderna y calificada atención; que la reciba, además, de manera oportuna. Cabañas está grave, pero su condición es estable, reportan las fuentes médicas. Luis Alberto, en cambio, no ha recibido la atención de nadie y sí, en cambio, ha sido víctima de la corrupción de las autoridades y de la misma víctima, pues el lunes mismo este señor se presentó a casa de sus padres para hacerles ver que con gusto reconocerá que se equivocó al señalar a Luis Alberto como victimario. Pero su generosidad, les informó sin tapujos, costará 20 mil pesos. En México, no hay duda, hay ciudadanos de primera y de segunda. Los ciudadanos de primera son objeto de todo tipo de atenciones. El caso de Cabañas recibirá toda la atención necesaria, y más quizás. Es figura pública, es un ídolo y, por si fuera poco, el poder de Televisa está detrás de él. El caso de Luis Alberto no ha recibido, ni recibirá, atención pública. Es un padre de familia como cualquiera, un trabajador humilde, residente de un barrio que a pocos interesa. No hizo nada a nadie. Y tendrá que pagar una fianza de 20 mil pesos más otros 20 mil a su supuesta víctima, si quiere quedar libre de cargos. Así es México, todavía. Jocasa56@yahoo.com.mx