10 EL INTRUSO (Edición Especial) Cananea, Septiembre 16 de 1924 DE LA CAMPAÑA MILITAR INTERMEDIO LITERARIO Un Cuento de Jacobo Dalevuelta, Corresponsal de “El Correo ’ en la C. de México Selecciones de Trozos Poéticos, Clásicos y Modernos -Anda, ÍTí ija Destápale les Ojos.................. (A Jose Gonzalez M.) Vamos, hijita, a buscar a tu padre. Vamos pronto antes de que se rompa el fuego. Salió la pareja desventurada a inquirir por el “juan,” quien desde varios días atrás, no daba señales de vida. Las calles de la barriada metropolitana estaban desiertas/ inmundas. La atmósfera iba saturada de pestilencia- A cada paso tropezaba esa pobre pareja con -is escombros de las paredes medio destruidas por la-s granadas al explotar. Aquí un caballo muerto, pan-zón, mal oliente, con los ojos abiertos, muy abiertos, mostrando las dos hileras de dientes, calcinados por el sol. Sobre aquellos despojos, un ejército de moscas que a la aproximación de las dos mujeres, volaron asustadas, produciendo con el movimiento de sus alas un infernal concierto. Las puertas y ventanas de casa, cerradas. Ni una alma por aquellos sitios. En la lejanía cruzaban por las bocacalles, soldados en todas direcciones. Aquella visión tristísima, angustiosa, horrible, conmovía profundamente a la mujer. La pequeña, veía cruzar, soldados aljá lejos, y decía vivamente a la madre: Allá va, mamá. Vamos pronto. La mujer no respondía. Agarraba nerviosamente a su hija acercándosela, como si con ello pudiera protegerla de algún peligro próximo y caminaba de prisa, muy de prisa, mirando para todas partes. “Arrepegate a la pader, madrecita, no sea que rompan el fuego. Arrepégate mialma.” La niña iba com pren dien d oquesu ni a d rer'siífn^E'F vió medrosamente, se fué paso a pasito, muy pegadita al muro y tomando la punta del rebozo, comenzó a secarse el llanto. “No llores, mi’alma, no tengas miedo. Ya mero* llegamos. Corre linda.” £a .familia de un patriota (Por Pómulo DÍAZ S. J.) Sonó un disparo de fusil. La*pareja detuvo su.marcha. Madre e hija volvieron la mirada por todas partes, en busca de amparo. Todo estaba desierto. Las casas cerradas. Vieron entonces la horrible soledad de aquel sitio. Buscaron refugio en el quicio de una puerta. No saques la cabecita. Acuérdate lo que dice tu papá, de las balas. La pequeña se refugió entre las piedras de los muros y el cuerpo de la madre. Se cubrió la carita con el re-bocito pringoso. La madre, temblando de emoción ante el momento que vivía, comenzó a rezar: “Glorifica mi alma Señor........” jasaron los instantes. Reinaba un silencio profundo. Aquel disparo no se había repetido. Siguieron su camino, sin dirección, mirando para todas partes. x x Fué al volver de una esquina. Las dos mujeres se detuvieron cautelosamente para orientarse. La niña miraba asustada, todo aquello, sin comprenderlo. Iba a buscar a su padre y llevaba, fuertemente asidas en una mano, unas mustias flores que había cortado en el jardín del barrio, de paso, furtivamente, aprovechando qué no había gendarme. Mira, mamá, allí está uno tirado. Y después de hablar, señaló con el índice diminuto, hacia la media calle, donde estaba el cadáver de un sol Pasa a la lia. Plana Entre el tumultoso ruido De capital populosa Se escuchaba lastimosa Una voz, como un gemido, Era un niño que, afligido: “¡Madre, tengo hambre!,” decía. Mientras la infeliz pedía “¡Una limosna por Dios!”. . . . Ma’s, despreciando a los dos, El mundo se divertía! Como la tierna azucena Que el vendaval destrozó, Tal, viuda y madre se halló Muy joven la pobre Elena, De amor patrio el alma llena, Miró a su esposo partir A la guerra, a combatir Contra el feroz invasor, Donde con heroico ardor Supo valiente morir. La pena, el dolor profundo Que a la esposa torturaba Un tanto se mitigaba Con los aplausos que el mundo, Como a héroe sin segundo, A su Hernando repetía. ¡Ay! la infeliz no sabía Que aquel loco frenesí T an sólo era porque así Él mundo se divertía. Pronto esas horas pasaron Y tras ellas la memoria, Del héroe y su grande gloria Cual humo se disiparon. Como furias se lanzaron Del patriota en el hogar, Su furor para saciar, El hambre. . . .el dblor prolijo. Y así a la madre y al hijo El inunda yió mendigar. Con a rapos mal cubierta, De hambre y dolor consumida, Pasaba Elena la vida Cabe el umbral de una puerta, Desde allí con voz incierta, Tendida la enjuta mano, Mil y Mil veces, en vano Probaba con ansiedad Despertar la caridad Del mundo siempre inhumano. El tiempo en tanto pasó, Y un día, cabe la puerta, De Elena la voz incierta Ni del niño se escuchó. Pues ¿qué? ¿su suerte cambió? ¿Por qué el niño no gemía Ya, ni la madre pedía Una limosna por Dios? ¡De hambre expiraron los dos! ¡Y el mundo se divertíaE ¡Cuántas veces repetida Miro con dolor profundo Entre el estruendo del mundo Esta historia dolorida! ¡¡Mundo infame, cuya vida Es perpetua bacanal!! ¿Qué es, dime tu fraternal, Filantrópico entusiasmo? ¡Es una burla, un sarcasmo De tu eterno carnaval! Tienda de Ropa, Calzado y Artículos de Lujo "LA VICTORIA” Apartado Postal No. 175 Teléfono No. 159-2 CALLE 2DA. OESTE NO. 10 Cananea, SANTIAGO RIVAS, PROP. Casa Editora de “EL INTRUSO* ESQUELAS PARA MATRIMONIO, BAUTIZO Y DEFUNCION Imprenta Económica ELEGANTES MODELOS PARA TARJETAS DE BAUTIZO. COMERCIALES, DE VISITA, ETC. Sonora, México,