Entre mis deseos personales, estaba él muy ferviente de entrevistar a Virginia Fabrogas ; estaba el deseo muy grande de oir de cer ca, de sus propios labios, anécdotas de su vida y de su obra, esa obra y esa vida- extraordinarias, en que ella ha luchado tita, nicamente, poniendo no solo su esfuerzo y voluntad, sino también su corazón y su arte, dos cosas sagradas y tan altas, que por mucho que se l}o agradezca mosy po*r mucho que su nombre figure entre uno de lo más prominentes que han dado honra y prez a México, no se lo agradecemos nun. ca lo bastante como para que esta artista, que lo es desde la cabeza hasta los pies, se sienta recompensada si no es la satisfacción propia de una, vida bien vivida, pródiga, en cosas nobles, y una, labor en que más que por un debe]-, batalló por un ideal. Como artista y como mujer, Virginia Fá bregas ha, visto a sus pies los laureles de la gloria y del triunfo en todos log lugares de la tierra que ha visitado. Ha, visto ex. tremecerse por las corrientes eléctrieas de su arte, cuando en su rostro bello colocaba las caretas múltiples de la tragedia, y la co media y su alma de mujer era un órgano de mil voces, a nobles y a plebeyos, a muchedumbres de almas que lloraron y rieron con ella, pdr su arte y bajo el influjo do su arte. Plena de emoción al recordar yo toda, su lumindsa vida, la contemplaba balo el peso de la gloria, un poco decaída y triste, y recogía de sus labios las palabras. . . palabras en que había el cansancio de muchas amarguras. . . —Esta jira mía ha sido un fracaso; creí que era. culpa del cinc, y una vez más, quise luchar. Tengo que declararme vencida, pues he tenido pérdidas muy grandes, que me verán obligada a deshacer la compañía. En cuanto a ia parte artística, no me queioq pero no se imagina usted, el pesar que sien to al contemplar esta derrota, no por culpa de la gente, sino de la época; es la época del cine y del jazz en el cuerpo. Lo que más sien te!, es que tuve que dejar el teatro que lleva mi nombre, el nopibre mío, que tanto he lu* chado por el arte, para que se dieran espec táculos híbridos, porque la comedia y el arte puro lo he visto con lágrimas en Ic/s ojos, ya, no tienen aceptación! Más contrasta esta, temporada en Méxi. co, con- la que hice en España, de donde tra~ jo a los actores one forman mi compañía, nue fué una verdadera cadena de triunfas. A. pes^r de estar ahora España desangran, dose, tienen todavía con qué sostener teatro de verdad y saben apreciar a los artistas. Esto me hace recordar q hace muchos años, cuando comenzaba yo a luchar, en un viaje nuo hice a Sudamérica. me preguntaban mis amigos: ¿Pera es posible, Virginia, que una artista como usted sea de verdad mexica. na? Cosa que me daba mucho disgusto pues en cuanto a. artistas, siempre los hemos tenido, y muy grandes; ahora, creo cuc ya nadie puede preguntarme si realmente soy me xicana, pues nuestro valclr artístico en el mundo está bien sentado. Cuando uno está, ausente de la Patria, se acuerda, con gran cariño de ella, y crin ver dadera nostalgia. Estando yo en Bolivia cuandd entraron los americanos a Veracruz, cúpome la satisfacción de hacev que se cantara el Himno Nacional en Chile, en I-a Argentina y en Montevideo, como señal de pro testa, nov la in/ación hecha a nuestro país, y escribí además un pequeño articulito. lo eme hizo nue algún tiempo después, al visitar Estados finidos, fuera echada: v al indagar yo con el fiscal a que se debía ésto, ya one no había motivo nara ello, me diio nue si había un motivo, ndrque yo era “antiamericana” —Hna. anécdota de lo que le ha pasado a usted como mujer. Pero en este sentado, la señora Fábr^gas nasa con esa gentileza que es su caracterís tica. por pite; mi pregunta y no parece dar* se por aludida, divmtiéndome con una ame (Sigue en la página W • • * Ordene supiPI ClMp|ir 7 íinka tienda de abarrotes en Saltillo | despensa a la Undo ÜoiiwIIlZ, Teléfonos: S-50 y 8-51 Página lü ktívtóm’DE CtfABUiUlL