Jefe de Redacción: AÑO L—2a EPOCA. La libertad de Imprenta no tiene mée límites que el respeto á la vida privada, la moral 7 á la paz pública.—art. 70 de la Constitución. Administrador: Enrique Flores Magon TOMO III.-No 9 d.mn1^GAMBETPTAC* P,*”nCÍ' “ ™ '°r“,° ‘°m,,er“ 6 SAN ANTONIO. TEX. E. U. ^.-Diciembre 31 de 1904 Ortci.,**, 505 W Nueve Street.---------f. o. Box, II33.-OUI Phone. 38S 3 B. egeneraaon Director: RICARDO FLORES MAGON. Entered a» eecood-eluN* matter November 5. «904, a. the poet omce at San Antonio, Texas, under the Act of Congre** of March 3, 187». Fusilamientos sin formación de causa La vanidad Dictatorial. No es la primera vez que nos di-rijimos al Gral. Díaz aconsejándole cordura y moderación en su modo de obrar como gobernante. Desgraciadamente sus excesos de poder llegan siempre á la cúspide del escándalo, y la frecuencia de esos ex cesos mantiene un constante estado I vocados por la autoridad La rebe- en sus funciones, es el esbirro que abofetea cuando se ejercita un dere cho. es el verdugo que arranca la vida cuando los ciudadanos reclaman justicia. La pavorosa historia de la Dicta-j dura registra actos de sedición prode alarma, que no bastan á disipar llión de "los yaquis fué p7o"vocada ni la vocinglería de los periódicos por la autoridad, que se puso de par de alquiler, ni el aparato fastuoso I te de los ayentureros ranacas nn» de la oropelada Dictadura, ni el continuado incensar del servilismo. El Gral. Díaz se excede en su pasión de gobernar sin compromiso con el pueblo, sin responsabilidad ante la ley. De ese modo ha logra | de oro de Olegario Molina y sus do realizar su capricho durant»- ‘ veintisiete años y es natural que su exagerada vanidad loinduzca ácon tinuar oprimiendo sin freno ni límite. Pero las circunstancias han cambiado. Hoy el pueblo, convencido de los males que la tiranía acarrea, comienza á oponer su voluntad al | fué el resultado de ¿ opresión del capricho del Autócrata, y la acti ¡ Centro. La epopeya de Tomóchic vidad democrática que se observa , fué consecuencia de la opresión ofien algunos Estados, unido al des-lcial. El levantamiento de Coahuila contento general que reina en el contra la corrompida administra país, indica claramente que el Die- Ición de Garza Galán, fué producida te de los ayentureros rapaces que despojaron á los indios de sus propiedades. El estado de guerra en \ ucMán y la indignación exacerbada del noble pueblo Yucateco ha si do provocada por la insaciable sed maguados. Las hecatombes de panda fueron ocasionados por la codicia de los favoritos del Gobierno. La rebelión de juchitán fué provocada por la insoportable tiranía de as autoridades. El levantamiento de los oposicionistas en Guerrero los ciudadanos que. en ejercicio de bio, á no conceder un ápice de li- ¡ los del Gral Díaz sus derechos, manifestaban pública- f * mente sus ideas el 2 de Abril de 1903 hasta conseguir la estrangulación La oposición sistemática, testaru- I da, odiosa, de la auiorijau, l. producir conflictos de los que después se hace responsable al pueblo, 1 para ejercitar venganzas personales ó simplemente para amedrentar y procurar por medio de actos repro bados, que los ciudadanos queden sometidos al capricho de los gober nantes. La cordura del pueblo ha evitado que esos conflictos se sucedieran en I nuestro país con una frecuencia^ue hubiera producido una conflagración general. El Gobierno ha hecho todo lo que en cualquier parte hubiera provocado uua revolución de desastrosos efectos para la Dictadura. Ha ultrajado al pueblo; pero el pueblo más sensato que el Go bierno, ha procurado evitar disturbios. En las elecciones municipales efectuadas en Sor otra que esté más de acuerdo con las aspiraciones generales, con el espíritu liberal de la época y con los principias de la civilización. Mientras el pueblo, cansado, decepcionado y aterrorizado, toleró el esquilmo y la extorsión, el Gral. Díaz pudo tiranizar sin riesgo, pudo excederse á su antojo. Y en efecto se excedió.' Su soberbia cayó colérica sobre los pueblos, segó cabezas humanas, derribó de su pedestal á la Justicia, premió con puestos públicos á individuos que merecían el patíbulo y suspendió su sable ensangrentado sobre las cabezas de los hombres dignos. E-os excesos han provocado la irritación popular. En cada corazón de hombre honrado se La almacenado durante veintisiete años el deseo de vengar los ultrajes inferidos á la libertad, y por eso es de suponerse que no se soportarán más imposiciones ni se tolerarán más excesos. Todo este lo decimos, porque Porfirio Díaz, abusando del poder que le da el puesto que ocupa, ha comenzado á oponerse á los trabajos electorales del pueblo coahuilense. En la entrevista que tuvo con Miguel Cárdenas á fines de Noviembre, el Dictador ordenó al enriquecido Gobernador que fuera inflexible con la oposición, y lo exhortó, además, á que fusilase sin formación de causa á todo aquel que por medio de sus actos ó de sus palabras provoque algún escándalo. Esa recomendación reñida absolutamente con los preceptos de la jas ticia y de la civilización, ha sido hecha á su vez por Cárdenas á los Presidentes Municipales, y éstos, á fos Jefes dejas Acordadas. Esa orden es despótica y es inhumana. Sabemos sooradamente los mexicanos, que el pueb'o no escandaliza ni se entrega al desorden, y que, quien provoca los escándalos es la autoridad que se extralimita por la oposición del Gobierno á que el pueblo ejerciese su soberanía. No han sido éstos los únicos actos de rebelión que se han registrado bajo la dominación porfirista. y todos, como los apuntados, han sido provocados por el Gobierno. El pueblo mexicano, siempre noble, siempre amante del orden, se ha visto obligado á estallar y á rebelarse empujado por la tiranía. El pueblo mexicano es correcto, procura la harmonía con las autoridades. Cuando se propone ejercitar sus derechos, como acontece en estos momentos en Coahuila, participa á la autoridad de haberse congregado et? clubs, á pesar de no tener obligación ninguna de avisar que está ejerciendo sus derech >s; perú él lo hace así por exceso de nobleza, por el espíritu de caballerocidad que caracteriza á nuestros hermanos. Aun en los pueblos más atrasados, la nobleza se corresponde con nobleza, la corrección de una parte obliga á la corrección de la otra ¿por qué entonces el Gral. Díaz corresponde á la nobleza y la corrección de los patriotas coahuilensescon órdenes de muerte que no se compadecen con la civilización? El Gral. Díaz está obligado á ob servar para con los coahuilenses, la misma hidalguía que éstos tienen para él. Esa reciprocidad es rudimentaria. Por otra parte, bien sabía el Dictador al dar á Cárdenas las órdenes de muerte, que el pueblo, por sí solo, no había de ocasionar escándalo. El escándalo siempre ha sido dado por la autoridad al impedir que el pueblo ejercite sus derechos. Ramón Corral dió el escándalo de deportar á Yucatán en calidad de sol dados á los jóvenes oradores Agustín Soriano y David Palemón Serra-no. Porfirio Díaz ha dado el escándalo de encarcelar á los queen ejercicio de sus derechos han declarado que el actual Gobierno tiraniza á la nación. Bernardo Reyes ha dado el escándalo de acribillar á balazos á birros que con las armas en la mano trataron de hacer fuego sobre los ciudadanos independientes que componían la junta de escrutinio. El conflicto se iba á producir. El pueblo, como de costumbre generoso, valiente y abnegado, se interpuso entre los esbirros y los ciudadanos de la junta en actitud defensiva. Se iba á iniciar el desorden y el escándalo y tal vez la catástrofe por culpa de la autoridad; pero la fortaleza de espíritu de los ciudadanos de la junta logró calmar al pueblo, que quería vengar con sobrada justicia el ultraje inferido á su soberanía. He aquí el modo de portarse del pueblo y el modo de portarse de la autoridad. El Gral. Díaz debe retirar esas órdenes que no dan ningún prestigio á suGobierno. Le actitud del pue-jlo de Coahuila, además, hace presumir que los ciudadanos se harán respetar á pesar de todo. Sería, pues, testarudez sin nombre, provocar un conflicto. El rigor aplicado á los pusilánimes, produce el deseado efecto de amedrentarlos; pero cuan- |. ------ w—. w vuau á lo es aplicado á los hombres resuel tos, solose consigue exasperarlos y obligarles á defenderse de un •modo idéntico al que se emplea enjsu contra. g - La resolución del pueblo coahuilense de sacudirse la tiranía carde-nista es formal y contra esa resolución es inútil que se oponga el Dictador. Además, es preciso que se deje al pueblo en libertad. Las muestras de civismo que comienza á dar en diferentes partes del país, revelan que es su voluntad hacerse libre, que no puede soportar por más tiempo las infamantes cadenas que lo envilecen, y que está decidido á reivindicar sus derechos á costa de cualquier sacrificio. Porfirio Díaz ha mandado á Saltillo al Jefe de la 3a Zona Militar, Ramón Terán, con órdenes secretas de influir porque el pueble acepte la reelección de Cárdenas, y de hacer uso de la fuerza si el pueblo se resiste á la imposición de la tiranía. Al mismo tiempo el Dictador mueve otros resortes. Los Administradores Principales del Timbre en Coahuila, están instruyendo á los Administradores Subalternos p-»ra que trabajen en favor de Cárdenas Todos estos actos del Autócrata demuestran que su vanidad no decae, sino que, cada vez más robusta y soberbia, está dispuesta como go además individuos que han aprovechado el Poder para enriquecerse > para oprimir, cuando les falte el apoyo del Autócrata quedarán á merced de una justicia honrada, pe T3 inflexible, que sabrá llenar de Xlos los presidios. Que haga el Gral. Díaz á un lado su vanidad y retire las órdenes absurdas que ha dado á Cárdenas. El pueblo mexicano no está dis-1 puesto á soportar otro 24 de Junio de 79 ni otro 2 de Abril de 1903. La civilización, por su parte, reclama que se respete un soco la vida humana. A NÜKSTBKSIJBSCB1PTDBES. Suplicamos á las personas que re-aban REGENERACION, se sir < an enmar desde luego el precio que les corresponde pagar por sus subs- tripa ones, teniendo en cuenta que si ho mandan pagar, les haremos el recargo de un W* veinte por ciento como gastos de cobranza y giraremos contra ellas con el recargo indicado, A las personas que reciban RE GENERACION y no deseen subscribirse, les agradeceremos que nos de vuelvan los ejemplares que hayan re-abido. para evitarnos el que les giremos por el valor de ellos. Otro Circulo de Amigos. Todas las formas déla adulación ¡ que ejercitan los lacayos del Gral. i Díaz para halagarlo, son cuidado-1 sámente observadas por los circuios I < Aciales de los Estados. Los Gobernadores, que son tan vanidosos 1 como el Autócrata. quieren como él ser locamente incensados, y en sus pequeños reinos, organizan la adulación y forman grupos semejantes á los que ofician en los altares del Dictador. Naturalmente, los adu-adores de provincia cuestan al Erario de los Estados tanto como cuestan al Erario de la Nación los fíga-ros metropolitanos. El más ignominioso de los grupos que ha constituido el servilismo, el repugnante «Círculo de Amigos del Gral. Díaz,* fundando exclusivamente para incensar al Autó-1 rata, no podía dejar de tener imitadores entre los turiferarios de los sátrapas de provincia. En Tlaxcala existe el «Círculo de Amigos de Próspero Cahuantzi,* que se dedica únicamente á festejar á esepési-mo funcionario, cuyas inacabables reeleccionos causan la desventura del Estado, Por supuesto que á os amigos de Cahuantzi, como á La 1 redención de la Patria tiene [los verdugos de nuestro pueblo. Su* • trimos; pero siquiera en un principio estuvimos todos. Más tarde recibimos un golpe tremendo: la fatalidad nos azotó; la muerte puso en nuestros corazones un luto per durable al arrancar para sienpre de nuestro lado á nuestro amigo inolvidable, á nuestro compañero de luchas y de tristezas, á nuestro hermano Santiago de la Hoz. Sobre tantas amarguras, tuvimos un consuelo inmenso: la ayuda fraternal de nuestros correligionarios, que no nos abandonaran; que tuvieron confianza en nosotros y nos salvaron de la situación penosa en que llegamos á encontrarnos. Hemos hablado de nosotros mismos, sólo para delinear esa situación y hacer comprender la infinita gratitud que debemos á nuestros correligionarios que con su patriótica ayuda nos pu-11 sieron en aptitud de reanudar la lucha interrumpida en México por las persecuciones y las rapiñas de la Dictadura. El año de 1904 ha sido propicio para la tiranía; pero ha tenido también algunas notas de aliento para los patriotas. La general rechifla con que fué recibido el encumbramiento de Ramón Corral; el recrudecimiento del odio al despotismo que cada día se hace más palpable, y la reacción de civismo que se presenta f rmidable en Coahuila, son hechos halagadorerfpara los que soñamos con la libertad del pueblo mexicano. Para nosotros, no fué ya aciago este ano, en los dos últimos meses. Gracias al patriotismo de nuestros correligionarios logramos vencer los obstáculos materiales que nos impedían la publicación de nuestro periódico, y relegando al fondo de nuestro pecho los pesares íntimos y los recuerdos amargos, hemos vuelto á la lucha por la Patria, con en- 1 tusiasmo ardiente, con energía inexorable y con inquebrantable fé en el triunfo de nuestra Causa, que es redentora y es justa. H* pasado un año más. Su conclusión nos acerca á la libertad. Ca. da hora de tiranía que transcurre nos aproxima á la redención y mientras el despotismo claudicante camina hacia la 5osa, arrastrado por su decrepitud irremediable, con más empuje y majestad se abrepaso la salvadora Democracia qne asrien que llegar inevitable, irremisiblemente. Cada hora de tiranía que Ipasa, nos acerca á la libertad; cada año que transcurre, aumenta la decrepitud del despotismo claudicante y abre más amplio camino á la Democracia que asciende. El año de 1904 se queda atrás, se . hunde en el abismo de los tiempos, llevándose algo de la vida odiosa de la tiranía, pero dejándonos un triste caudal de recuerdos inolvidablemente dolorosos. Este año que concluye, aportó muchas notas sombrías al inmenso catálogo de los infortunios nacionales y marcó cruelmente su paso en la página de nuestras | propias amarguras. Para la Patria, fué la continuación de la esclavitud; fué el pueblo I encadenado y flagelado por la fusta del opresor; fué la Libertad estrangulada por la garra convulsa del - despotismo: fué la dignidad asfixia-I da por la corrupción pestilente de la tiranía; fué el Derecho ultrajado; el civismo perseguido; la Prensa aherrojada en los calabozos; la Ley desgarrada por el sable; la Justicia aplastada por la .consigna En el año transcurido, la Dictadura floreció aun; pudo todavía humillarnos, y pudo todavía aumentar nuestra desventura y ignominia. El Dictador hizo alarde de su megalomanía, celebrando su sexta reelección y nombrando heredero de su poder, un burgués insignificante y deslustrado. Tal fué para la Patria el año de 1904. Para nosotros no fué ya, como otras veces, la persecución y la cárcel, la vejación y el despojo. Fué el ostracismo, fué la soledad, fué la miseria. Fué la nostalgia délos cielos y de las brisas y de los horizontes de la Patria; fué la falta de comunión con nuestros compatriotas, con nuestros hermanos. con nuestro pueblo, al que tal vez amamos más por sus actuales infortunios. Y fué algo más triste: la carencia de elementos, nos obligó á permenecer mudos ante las infamias, siempre crecientes, de la tiranía. Vimos transcurrir los meses en una expectación desesperante; conservamos inactivas nuestras plumas mientras en nuestros pechas rugían indignaciones patrióticas y mientras en nuestros cerebros se formulaban anatemas terribles contra I