228 la voz te: la instrumental es el bautísmó^y la formal es la justicia de Dios, no con la que él es justo y santo, sino con la que nos hace justos y santos. Así el Tridentino. ; 18.—Se llaman obras de la ley las acciones que estaban prescritas á lós judíos por los preceptos ceremoniales, judiciales y morales de la antigua ley, y se llaman también con este nombre las acciones que los preceptos morales del decálogo ó de la ley natural man- - dan y mandaban á todo hombre, porque á todos: comprende y obliga. ; . 19 — Esta ley ó mosaica respecto de los judíos, 6 natural respecto de todos los hombres, es la que San Pablo llama ley de las obras, y la contrapone á la ley de la fé, cap. 3, v. 27 de su carta á lós Romanos; y se llama ley de las obras la que manda lo que se ha de hacer; y ley de la fé es la misma fé que impetra la gracia de hacer lo que la ley manda: la ley de las obras es la ley antigua; la ley de - la fé es la ley nueva: la ley de las obras contiene- el precepto; la " ley de lá fé el áusilió: la ley de las obras da luz para que sepamos lo que debemos hacer; la ley de lafé da la virtud para hacerlo: con da ley de las obras Dios nos dice haced las cosas que mando; con la ley de la fé nosotros le decimos: da lo que nos mandas: y por último, la ley de las obras no incluye la fé; la ley de la fé anuncia la cesación de la ley antigua en lo que tenia de puramente positivo y en la parte en que era figurativa, con la venida de Jesucristo que era su fin, y ecsige la ejecución de las obras que previene en su parte moral; y por todo esto preguntaba San Pablo: ¿Destruimos la ley por la fe? No ciertamente, antes establecemos la ley: dicho cap. 3, v. 31: supuestas estas nociones, vamos al cuaderno. 20. —Parece increíble que el que haya leído la sesión 6.a qué trata de la justificación, tenga valor para asegurar que el Santo Concilio de Trento apruebe y enseñe lo que el mismo reprueba y condena; y es también increible que se atribuya á los libros santos lo que jamas dijeron: no hablo del libro 4.° de Esdrás, al que jamas la Iglesia lo ha declarado por canónico, como contra toda verdad dice el autor del cuaderno, sino hablo de los libros de Tobías y del Eclesiástico que sí están declarados serlo. 21. —De tal modo eran los hombres esclavos del pecado, dice el Concilio, y estaban sujetos de tal manera al poder del diablo y de - la muerte, que ni los gentiles por sus fuerzas naturales, ni aun los judíos por la misma doctrina de la ley de Moisés podr ían librarse ni salir de tal estádo: estas son palabras terminantes del Concilio en el cap. I.» de dicha sesión 6.a, yen consecuencia de esta doctrina dió el cánon l.°, que á la letra es como sigue: Si alguno dijere que el