---------------------E L S E M EL ARBOL . . . (Sigue de la Pág. 3) suavidad, del gorjeo de las aves. Habiendo terminado el Brahmin su versos, los leyó en su huerto hincado de rodillas y con el rostro hacia Occidente, los envió como oración hacia aquel Olimpo donde los dioses son amigos de los hombres; pero la tierra permaneció estéril y el árbol de ramas plateadas no brotó. Quedó desconsolado el poeta, porque amaba su hermosa canción como hija predilecta; pero después reflexionó y dijo: —He sido orgulloso como hombre y he cantado al trabajo del hombre y mi soberbia habrá enojado a los inmortales. Enlazaré el trabajo de la Naturaleza, vestidura y custodio de la esencia del Brahama. Y nuevas estrofas subieron de su corazón a sus labios diciendo: —El trabajo es incesante en la tierra que a cada nuevo sol se cubre de nueva hermosura, nuevas flores, nuevos perfumes, él es el que agita los mares sobre los cuales se mece el espíritu del navegante, los ríos arrastran las arenas a lejanos países, la fecunda labor de los vientos que van llevando los gérmenes de vida, de selva en selva, el ajanar incesante de las hormigas y abejas , la solicitud de las aves para formar su nido, el furor de la fiera que destruye para saciar a su prole. El himno desenvolvía sus estrofas sonoras con majestad serena, eran las ondulaciones de su ritmo, como cabeceo pausado de campo de trigo. Leyó el Brahmin su obra y su alma se conmovió de nuevo al enviar al Dios desconocido el homenaje, de su canción. La ninfa del aire y de la tierra, le pagó con ecos armoniosos, pero en su huerto no brotó el árbol prometido. El Brahmin no desmayó; sin embargo, hay un trabajo más sublime que el esfuerzo gigante de la Naturaleza, es el trabajo del alma, del hermoso espíritu que se esfuerza por alcanzar la perfección y llegar a confundirse con la esencia divina. Y entonces cantó las luchas del espíritu y la carne semidivinizada contra la soberbia y el egoísmo, el amor contra el odio, el trabajo de la penitencia, las semillas de las lágrimas, las R A D O R------- flores del éxtasis, los frutos de la virtud: ensalzó las asperezas del ayuno y las delicias del amor eterno. Los versos que cantaba la mística tarea, eran como voces de serafín, como melodías de arpa tañida por manos celestiales. Yolvió hacia el huerto y aún resonaban en sus oídos las notas cadenciosas de las estrofas, oyó que de la selva salían voces como de espíritus, que llamaron hermano al poeto, pero la tierra permaneció insensible y el árbol plateado no surgió en el huerto. Decepcionado el Brahmin rompió la lira. —Bien me está —se dijo— por haber creído en dioses extraños. Olvidé) sus delicias de poeto y se dedicó a labrar su huerto. Sin embargo, muchas veces, mientras removía la tierra y cuidaba las plantos, venían a sus labios aquellas canciones que había compuesto y las cantaba con voz temblorasa. Los hombres ([ue labraban los campos vecinos se deleitaban con ellas, y como hablaban del trabajo, trabajaban y oíanlas con admiración. El huerto del Brahmin, antes cubierto de maleza, estaba ahora adornado de plantas útiles y de flores hermosas. Un día que inclinado sobre la tierra abría en está un surco, un pájaro dejó caer en él una semilla verde y carnosa; el Brahmin no la conocía, pero la cubrió de tierra, y la cuidó con cariño. Llegó) la nueva estación; un día el agricultor entró en el huerto, y de pronto lanzó un grito de. asombro; en el centro mecíanse las ramas plateadas del árbol prometido. —Oh inmortales;—exclamé) cayendo de hinojos—. Qué hice yo para merecer ton hermosa promesa? Y la Hada de la Sabiduría se presenté) de nuevo diciendole: —Trabajaste con tus manos, y tus palabras han inclinado a otros a trabajar también; las bellas frases no fecundan la tierra por sí. solas. El trabajo le recompensa, porque trabajando, mientras cantabas, aprendiste a honrar al Creador.— Germán MARTINEZ. (Tomado de la Revista VIDA’S). EL SEMBRADO R—-------- PERIODISMO (Concluye del Número Anterior) lectores le siguen no por efecto de coacciones ni amenazas, sino por convicción y análisis libre de cuanto se piensa y se escribe; le acatan sin admoniciones, le creen sin coerciones somete sin violencias y se hace obedecer sin crueldades. Es un poder que se reí renda todos los días en el Agora del publicismo porque todos los días le adquieren, lo buscan, lo anhelan sus lectores; y soberano por definición y por derecho propio con una soberanía que no tiene límites ni períodos determinados y que se dilata sin barreras en la magnífica extensión de épocas y edades. Nadie le vé y todos 1c sienten; es un poder que no tiene signos físicos, ni está sometido a las posibilidades materiales de los poderes que ejercen la fuerza y la opresión. Tiene el misterio ignoto de lo inasible y la gracia de lo aéreo inapri-sionable. Es un dominio que posee por extensión lo inextenso y lo inconmensurable, es decir lo que es un atributo de lo permanente lo presente y lo potente del espíritu porque emane del espíritu mismo. Es algo que tiene expresiones definitivas de síntesis; síntesis de la vida cósmica, síntesis de la vida social, política, mental, moral. porque entraña todos los quehaceres cotidianos de todas las actividades huma- Como en una Agora moderna se piensa y se discute bajo los signos augustos del pensamiento sólo con la influencia de aquellos otros símbolos de la sabiduría antigua que decoraban el Agora griega, como representaciones de la Fé, de la Verdad, del Civismo o de la Guerra que se llamaron Armodio o Aristogitón, Cónon y su hijo IMAGEN DE . .. (Sigue de la Pag. 2) abundantes y superiores a los del consumo durante la infancia; aproximadamente equilibrados en la época adulta; y dirigidos a la decadencia final en la senectud. Es curioso (pie los extremos de este desarrollo de la vida, infancia y senectud, se asemejen uno al otro de manera tan sor-(Continuará en el Próx. Núm.) I’iinotco, Dcmóstcnes y Licurgo, Exágoras o Aristides y Cimón. Su sentido amplio de universalidad otorga al periodismo todos estos imprescriptibles atributos que son la suma de los atributos de la dignidad y de la Libertad humana. Pero este es el periódico como virtud, como Verdad, como dignidad, como valor filosófico y social. Cuando pierde estas excelencias ya no es lo que como paradigma en los vitales quehaceres de la Humanidad ha de ser, y se convierte en una actividad despreciable que no responde a aquellos insignes conceptos de servir al devenir del Mundo y sus limpios destinos. Cuando la ceguedad o el odio de secta lo inspira; cuando la pasión facciosa lo inflama y lo escribe; cuando siguiendo una orientación ideológica persigue un interés tortuoso, entonces el periódico no es sino un signo más de la miseria humana y un capítulo abominable de la intolerancia, del odio y del rencor. Y esto es lo que no es el periódico, pero los que creen que lo es, hacen de él prostituyéndole. En el instante en que el periódico como Institución pierde aquellas normas de universalidad y sus formas de decoro en el análisis y debate de todas las doctrinas y de todos los ideales pierde su grandeza y su fuerza, su influencia y su espíritu y se transforma en la hoja gregaria y abyecta que viola los fueros más austeros de la honesta labor periodística. Federico Gómez. CORTESIA DE: HOJALATA y LAMINA, S. A. MONTERREY, N. L. - 7 —