i <• :K EC i* E ROOS. Tia Sdmih.a i>i'. I No me recuerdes, no, las dulces hora:-; Que aunque pasadas ¡ay! la fantasía i lbeuanva encnnladoras. ;No me recuerdes, uo, tan dulces horas y ¡Hasta- qué envueltos en eterno olvido e ! Nnncie !a losa fría * (.De liip-ois,) No mo reerumlos, no. bis titileos himis Que nuestro doble, ser tuco estinguidoi Aunque pastubis ¡ay! siempre queridas, i Ctmndo en eelstes dichas voladoras ; Se enlazaron por siempre nuestras vidas. Eso recuerdo retará al olvido. Hasta que en doble tumba, Por la inplaeable muerto al vencido, Nuestro anhelar sucumba. Ni yo puedo olvidar, ni tu tampoco, Aquellos dias, cuando en blando juego Tus rubios rizos destrenzaba loco, ! Y tu pecho latía, y poco á poco Prendía en él mi luego. Aun en aquellos éxtasis te admiro; Tu sereno mirar languidecía; Tu seno hinchaba desigual suspiro, Y tu Libio, callando, amor decia. En mi pecho tu frente reclinada. Centellaban al fin tus dulces ojos, Luchando en tu mirada Las caricias y enojos, Hasta que fiema perdonando agravios. Tu voluntad, doblada al dulce pese, Cedía á mi embeleso, Y ardiendo se buscaban nuestros labios, Cual si espirar quisieran en un beso. Entonces ¡ay! estática v tranquila. Entornabas el párpado divino, Velando el globo azul de la pupila, Y' la pestaña oscura, Parecía en tu rostro alabastrino Pluma de cuervo sobre nieve pura. Aun soñé anoche idolatrado dueño, Que nuestro amor antiguo renacía, Y fué de aquel ensueño Mas grata la ilusión al alma mía. Que si gozase al resplandor del día Positivo favor de otra hermosura A los ojos mas bellos Que anima la pasión con sus destellos Vence, aun soñada, tu pupila pura. En que es un sueño la vida; Era la aurora hechicera De mi juventud florida En su sonrisa primera. Cuando contenta vagaba Por el cr mpo silenciosa, Y en escuchar me gozaba La tórtola que entonaba Su querella lastimosa. Melancólico fulgor Blanca luna repartía, Y el aura leve mecía, Con soplo murmurador, : _ y La tierna flor que se habría, j -¡Y yo gozaba!; El rocío, Nocturno llanto del cielov El bosque espeso y umbrío, La dulce quietud del suelo, / El manso correr del rio. Y de la luna el albor ,■ •, Y el aura que murmuraba ; Acariciando la flor, Y el pájaro que cantaba.. .. ? Todo me hablaba de amor. Y trémula palpitante, ; ' En el delirio estaciada, r Miré una vision brillante Como el aire perfumada, ’ - Como las nuves flotante. Ante mi resplandecía Como un astro brillador, Y mi loca fantasía Al fantasma seductor Tributaba idolatría: , Escuchar pensé su acento En el canto de las aves, Eran las auras su aliento Cargadas de aromas suaves, Y su estancia el firmamento. ?11,.'-¿í.-4’Í3 SIB