*rero REVISTA EVANGELICA 85 IMPRESION Y EXPRESION ------(o)-- Por Gilberto Candelas. ---(o>-- Una impresión es la señal que deja una cosa en otra por presión. Psicológicamente es lo que se graba en el alma después de haberse recibido por el sentido del oido y el de la vista. Es una sensación que se imprime en el lienzo delicado del espíritu. Hay impresiones pasajeras, permanentes, fugaces, tuertas, leves, instantáneas, graduales, etc Cuanto más dure la impresión tanto más se manifestará la expresión. Las impresiones que recibimos son más tarde la expresión de lo que somos. Recibimos impresiones en el hogar, en la escuela, en la iglesia; Por la lectura y por discursos oídos. No puede haber expresión sin que antes haya habido una impresión. Si recibimos malas impresiones, mala tiene que ser la expresión. Las impresiones se reciben por contemplación, por reflección, comunión y revelación. Nuestras almas son el asiento de las impresiones. “No hay influencia sin efulgen-cia,” ha dicho un filósofo cristiano. Un ministro fiel del Señor ha ido un poco más adelante diciendo: “No hay efulgencta sin inmanencia.." Nosotros añadimos interpretando el verdadero espíritu de la Biblia: No hay inmanencia (impresión) sin conversión. La conversión es la expresión dinámica más fuerte y más gloriosa que el alma puede jamás recibir. Ella solamente cambia el corazón, renueva la naturaleza perdida a causa del pecado y nos vuelve a hacer participantes de la naturaleza divina. Luego la contemplación mística constante por medio de la íntima comunión graba en nuestras almas de una manera efectiva y eficaz la secundaria impresión que es la fuente de nuestro santo pensar, hablar y actuar. Ejemplo de lo primero lo tenemos en el apóstol Pablo. Cuando la luz gloriosa del Salvador resucitado le apareció en el camino de Damasco y la voz del Señor le hirió su corazón, Pablo recibió la impresión que constituyó la potencia, denuedo, valor y celo santo de aquel fiel apóstol. Aquella impresión le duró lo que duró su subsecuente carrera ministerial. Todavía en sus últimos años narraba aquella escena con la novedad de un hecho reciente. Ejemplo de lo segundo lo tenemos en Moisés y la zarza; Isaías y su visión (Cap. 6); los discípulos en la Transfiguración; los primitivos cristianos en Pentecostés; el endemoniado gadareno y la mujer de Samarla. La posterior vida de eficiente