Il ) I i: &r ••I D d**a servirle ayudan* a otros, este * un frute cristiano * amor. Un nifiito un día m que* miran* una fuente * hermosas frutee que habla sobre la mesa del comedor * eu casa. Se subió a una cilla y sacó * la fuente un racimo * uvas. Imaginen la sorpresa que ee llevó el ni* al tratar * comer las uvas que eran * plástico. Parecían uvas verdaderas; pero no lo eran. Algunas vocee nuestras acciones aparentan ser fruto verdadero; pero éste tiene su origen sólo en un coree* que está bien con Dios. Un obrero cristiano le preguntó a un anciano si había leí* alguna vee el evangelio: “No", contestó él, "peto lo he visto. Un hombre * mi pueblo era muy malva*; nadie lo molestaba porque era peligroso. Un día oyó el evangelio * Jesús y fue transforma*; ahora ee amigo * to* el pueblo en don* vive. Yo no he leí* el evangelio; pero he visto el fruto del evangelio." Ored*; Padre bendito, al pensar en loe frutee * una vi* cristiana, ayúto-noe a producir la clase * fruto que revele la vi* * nuestro Salvador. Am*. Octebre. THele: Dae* a Ceeeeer al Críate Vive. I L. 12 do octubre: Comparte lo que tienes, Hechos 3:1-10. Cuan* Dioe noe creó a ca* uno de nosotros él tenia un propósito definí*. El hecho * que Dios noe hizo a todos diferentes nos prueba que Dioe quería algo * ca* uno * noeotroe. Lo que noeotroe debemos preguntamos es: "¿Qué quiere Dioe * nosotros? Hay maneras de saber su propósito. Podemos preguntarle cuál es y esperar su respuesta. Una manera de saberlo es pensar en cuáles son nuestros intereses especiales. Dios nos * a conocer su voluntad cuando se lo pedimos, y nosotros debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Ya cuando era muy entrado el día un muchacho miraba con interés a Jesús hablando con sus discípulos. Uno de éstos se le acercó y poniendo su mano sobre su hombro lo llevó a Jesús, donde gustosamente le dio su merienda de panes y peces. Jesús pidió a la multitud que se sentara en grupos * cien y de cincuenta. Entonces comenzó a dividir la comí* El muchacho miró con admirad* cómo aumentaba y aumentaba la comí* hasta satisfacer a te* la gente. Las canastas que usaron los discípulos It para distribuir la comí* quedaron llenas. Nuestras vidas son * esta naturaleza. Mientras más damos * nuestro propio ser, más crecemos y llegamos a ser como Jesús. Oración: Bettor nuestro, te pedimos humildemente que noe ayudes a entregarte nuestras vidas * tal. mo* que ee desarrollen según tu direcci*. Am*. M. 11 * octubre: A Dios sea la gloria. Hechos 1:11-18. Muchas veces olvidamos que "te* buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto." Todo lo que poseemos, to* lo que somos, te* lo que esperamos tener o llegar a ser, se lo debemos al Padre celestial. esto es lo primero que debemos recordar para llegar a ser loe mayordomos que Dios desea que osamos. Un hombre se jactaba delante * sus amigos más de lo que él se daba cuente, levanté por mi propio esfuerzo." ¿Es verdad esto? En primer lugar su prosperidad dependió * Dios, quien le dio talento para el negocio. Además * esto, dependió * sus seres amados y * sus amigos * lo que él se toba cuenta. Nosotros tobemos disfrutar y cultivar estas relaciones más bien que negarlas. Un parla * la India fue convertí* y llegó a ser un buen predicador cristiano. Dijo en una ocas!*: "Estoy muy contento porque ful un intocable. Pus* decir humildemente que Dios me ha redimido de una inutilidad total, y lo bueno que yo logré verdaderamente será hecho por el poder * ml Salvador. A Dioe sea to* la gloria." Cualquiera que sea nuestra posición en la vi*, tenemos que recordar que Dioe noe ha dado a todos nuestras habilidades, y aun li vi* misma. Oración: Señe ■ nuestro, ayúdenos a recordar que tú ios diste nuestra existencia. Ayúdenos a honrarte en te* lo que pensamos y tacemos. Am*. M. 14 * octubre, i*risto el que trae bendiciones, Hechos 3:19-26. Los deseos * diferentes personas pueden ser muy variad». El jefe * la policía * una ciudad grande deeea que la gente sea respetable. Un diplomático desea que haya pas y entendimiento entre una nací* y otra. Un pastor muy ocupa* desea tiempo pera descansar, tranquilidad. Un hombre que tiene coras* débil deeea fortaleza y salud. Ca* uno ora por lo que desea. Dios no siempre nos conce* te* lo que deseamos * la tierra; pero noe conce* una mejor dá- IL HOGAR CRISTIANO diva a ca* uno * nosotros: a Cristo nuestro Salvador. Cuan* Felipe le dijo a Jes*: "Muéstrenos el Padre, y nos baste", Jes* dijo: "¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido?" Jes* no prometió pas terrenal, descanso y buena posid* en la sociedad; pero noe dio lo mejor de todo: la dádiva de Dios que es la vida eterna. Oración: Padre celestial, cuto agradecidos hemos recibido el mensaje de tu amor por medio de la venida de tu Hijo Jesucristo. Amén. J. IB de octubre: Teniendo a Cristo tenemos todo, Colosenses 1:9-20. Las más grandes necesidades de la vi* no ee satisfacen con cosas que podemos comprar y vender. El alma se satisface sólo con bendiciones espirituales. Sin embargo, la gente se pasa la vida tratando de satisfacer el alma con muchas cosas. Un individuo siempre había deseado y había pedido a Dios que se encontrara petróleo en loe terrenos de su propiedad. Al mismo tiempo que una compañía comensó a hacer perforaciones en estos terrenos, una iglesia comenzó unos cultos evangelísticos y aquel hombre fue convidado a asistir a ellos. A medida que pasaban los días había menos posibilidades de encontrar petróleo. Al fin se llevaron la maquinarla y loe cultos terminaron; pero aquel hombre siguió asistiendo al templo domingo a domingo, hasta que un día entregó su corazón a Cristo. Esa misma tarde la congregación se reunió a la orilla de un lago para celebrar unos bautismos, y después de éstos aquel hombre pidió la palabra y dijo: “Yo deseaba que descubrieran petróleo en mi terreno. Pensaba que «i tenía petróleo sería fells. No encontré petróleo; pero encontré a Jes* y soy verdaderamente fells. Desde que Jes* vino a mí no necesito petróleo; sólo necesito a Jes*." Orad*; Gracias te damos, Padre Dios, porque cuando Cristo es el Señor de nuestras vidas las necesidades más profundas de nuestras almas son satisfechas. Am*. V. 16 * octubre: Nuestro deber es compartir, Romanos 1:11-17. Cuan* nos sentimos generosos posiblemente querremos ayudar a todos los necesitados. Posiblemente deseemos ofrecer felicidad a aquellos hogares donde son muy comunes las riñas y las discusiones. Posiblemente pensemos poder ofrecer un hogar cristiano a huérfanos o a hijos cuyos 1L HOGAR CRISTIANO padres viven separados. Hay gente en este mun* que tiene hambre, jóvenes con aspiraciones que piden preparad* y educad*, y muchas veces podemos ayudar en estos casos. Pero la necesidad más grande del mun* ya ha sí* paga* por d sacrificio más grande. Podemos ayudar a los pecadores, a 1* * coras* quebranta* y a los perdidos, simplemente compartían* a nuestro Salvador con ellos. Un joven hablaba con su pastor en cuanto a lo mucho que disfrutaba * su vi* religiosa. Le gustaba la Iglesia y le gustaba leer la Biblia. El pastor le dijo: “Me he fijado que usted parece estar satisfecho; pero también he notado que usted no tiene un trabajo definido en el programa de la iglesia. Yo quiero que usted ore en cuanto a este asunto. Pienso presentarlo como candidato a ocupar un puesto de nuestra iglesia." Le pidieron que enseñare una clase de muchachos intermedios, y por medio de este trabajo dio un paso grande en el servicio cristiano, y aumentó su gozo en dicho servicio. Ahora compartía a Cristo con los demás. Oración: Oh Señor, ayúdenos a compartir las bendiciones que tú nos has todo, especialmente a compartir la bendi-ci* de concederte, con todos los que necesiten de tu gracia salvadora. Amén. 8. 17 de octubre: Siguiendo a Cristo, Marcos 8:34-38. Un ministro fue a cazar venados con unos amigos. La tierra estaba cubierta de la nieve que caía lentamente. Los cazadores dejaron al ministro debajo de un árbol y ellos se fueron en diferentes direcciones. El ministro puso su rifle contra una piedra y se puso a observar el hermoso valle de arbustos y árboles cubiertos de nieve. De repente vio un venado que levantó su cabeza con ojos alertes para ver si veía señales de enemigo. Una cierva le siguió al espacio libre. El venado no vio al cazador, así que se precipitó a pasar por la barranca cubierta de nieve. Siguió batallando por hacer camino por entre la nieve y la cierva le seguía por aquel camino. El ministro los miró con profunda y genulna admiración, sin ocurrírsele siquiera dispararles un tiro. Pensó en Cristo, quien vino al mundo a enfrentarse a la muerte y la vergüenza, y que venció la muerte pare abrir camino a la vi* eterna. Oración: Oh Señor, has que te sigamos dondequiera que tú nos dirijas, porque sabemos que tú nos has guia* por caminos * justicia. Amén. !•