toe. Ix* QW han luchado para vencer «ue nronioe defecto* tienen comprensión y tacto para ayudar a otros a corretir los suyos. Be le hizo la siguiente pregunta a un predicador francés ¿Dónde aprendió su uran conocimiento del mundo y de las pasiones humanas, y cómo obtuvo la habilidad de solucionar los problemas religiosos? * De mi propio corazón", contestó el predicador. Oración: Señor, háznos sinceros, mansos y sabios. Ayúdenos a comprender los actos de los demás. Amén. D 20 de eneko: Sed hacedores, Mateo 7: 21-29. Jesús está terminando el Sermón del Monte. Estos versículos forman la conclusión y la aplicación. Hay dos clames de personas en su congregación los oidores, y los hacedores. Los oidores son celosos, no dejan de hacer obras de caridad; confiesan públicamente su fe; creen que la esperanza que tienen de llegar al cielo depende de sus buenas obras y hacen alarde de sus sacrificios. Los hacedores dependen de Jesucristo para el perdón de sus pecados y de su Esperanza de Uegar al cielo. Trabajan con ahinco a fin de mostrar su profunde amor por Cristo. En el día final serán aceptados porque establecieron su te sobre la Roca que es Cristo Jesús. La profesión no es suficiente. Los que son sólo oidores de la palabra serán rechazados por no haber fundado su fe sobre Cristo. Unos construyeron su casa sobre la roca, otros sobre la arOración. Bettor, te damos gracias por la claridad de tu enseñanza. Ayúdenos a ser hacedores de tu palabra. Amén. Lección de la eeenela áeednteal para el 27 de enere. .. , _ Titule: Jeeés Batisfaee la NeeeriM Hn- Pasaje: Matee 8:1-9:14. L. 21 de enero: Un leproso limpiado, Mateo 8:1-4. La Biblia no nos da el nombre del leproso. Seguramente habla sabido de Jesús y de su poder de sanar Era religioso, pues adoró a Jesús, manifestó un respeto sincero, y mostró una fe firme. El leproso se daba cuenta de la gravedad de su enfermedad y sabía que Jesús era su única esperanza, porque en aquel entonces la lepra se consideraba incurable. Jesus respondió inmediatamente a su petición. Su palabra transmitió su poder sanador. Jesús tocó el cuer» del enfermo; fue un toque de purera, de simpatía, y de poder, y el saneamiento fue inmediato. De la misma manera Jesús puede sanar ¡a lepra del orgullo, del temor, de la in-dolencia, del ejolsmo, y de toda» laa en-fermedadee morales. "B que a mi Tiene, no le echo fuera." Oración; Señor, tú tienes cuidado no solamente de nuestras almas sino también de nuestros cuerpos. Dénos la fe necesaria para que podamos confiar en todas tus promesas. Amén. M. 22 de enero. El llevó nuestras enfermedades, Mateo 8:B-17. Aquí no tenemos un análisis de la fe. Cristo y sus apóstoles suponían que todos comprendían lo que era la fe. El acto fue efectuado, y no descrito. Los hombres han filosofado acerca de Jesucristo; lo han ea-tudiado, etc.; todo, menos confiar en él. Es decir, confiar en la misma manera sencilla que impulsó al centurión a implorar ayuda de Jesús. Lo mejor que podemos hacer es confiar en Jesús tal como lo biso este centurión. Este no tenia lo que nosotros tenemos: una convicción positiva y una promesa del Redentor. Esto se ha verificado en muchas experiencias humanas porque cada persona que ha muerto en paz confiando en Jesús, es un argumento irrefutable del buen criterio de la fe Cuanto más sencilla sea nuestra confianza en Cristo en todo lo que hacemos, más cierta será nuestra paz. Jesús no puede menos que llevar nuestras enfermedades cuando manifestamos una fe como la que manifestó el centurión. Oración: Bettor y Padre nuestro, te pedimos que aumentes nuestra fe. Amén. M. 23 de enero: Sígueme, Mateo 8:18-22. Cada persona tiene un maestro, y también cada persona es un maestro. Goza de libre albedrío; es un siervo por consentimiento. Para poder seguir a Jesús uno tiene que tener un propósito fijo y formar los hábitos que caracterizaban la vida de Cristo. Uno no puede seguir a Cristo y ser egoísta y mezquino. El escriba era impetuoso y le faltaba madurez. El otro discípulo no deseaba hacer mal; pero no quería hacer lo que era mejor. Sepultar a los suyos no era malo; pero predicar el evangelio era mejor. Es pecado cumplir un deber inferior antes de cumplir uno superior. Esta preferencia constante del inferior al superior produce una desmoralización e incapacita a la persona a seguir debidamente a Cristo. Para seguir a Cristo uno tiene que aceptar francamente su revelación, someterse completamente a Cristo como Salvador y Sefior, e im- IL HOGAR CRISTIANO 29