El Mensajero Bautista 4 convicción deque esta se consigue no formando divisiones, no haciendo escándalos, ni vituperando la Obra de las Misiones, que si en algo ha errado, como todas la» obras de los hombres. también es cierto que es inapreciable el beneficio que nos han traído, y, que esa independencia debe lograrse en el mejor espíritu y de armonía y mediante el Sostenimiento Propio. Este es un medio lógico, bíblico y hasta cierto punto fácil. Cada iglesia por chica que sea. puede hacerse algo. Por ejemplo; Una iglesia que sólo tenga 25 miembros, entre éstos habrá otros, parientes, niños y demás en número de 75 que juntos con los 25 miembros harán un total de 100. Si cada uno de éstos ponen • ‘aparte cada primer día de la semana conforme Dios le haya prosperado,” 14 cts.es decir, dos cts. diarios, que no es mucho, al mes dará cada uno 60 cts. y todos los 100 darán $60.00, lo cual sería ya suficiente para cubrir sus más urgentes necesidades. Y como iría aumentando el número de miembros y también sus contribuciones, pronto llegaría, a sostenerse completamente. Para terminar quiero citar un e-jemplo que pudiera servirnos para el caso: Hay una familia donde no hay moteo: hombre, sino 3 señoras solas, sin bienes de fortuna y que viven del fruto de su trabajo humilde y mal recompensado, que están ayudando para el Sostenimiento Propio de una Iglesia con $24.00, oro nacional mensualmente y los pagan con tal pun-tualidad como si fueran millenaries. ¡Bendito sea Dios que la historia de la viuda del Evangelio se repite en nuestros días! J. G. BAUTISTA UN TRAIDOR DESCARADO Un hermano amado y piadoso escribe lo siguiente: “Ciertamente vivimos en los últimos días. El pastor de una iglesia Congregacional aquí (una ciudad de los Estados Unidos) es partidario de la “crítica superior" (higher criticism). Ha* introducido en su iglesia el baile, los naipes, el billar, etc. Declara que la doctrina de la expiación huele al matadero y la de la segunda venida de Cristo debe tirarse al cubo de agua sucia." ¡Y este señor pretende ser ministro del Evangelio de Cristo! ¡Traidor! tu perfidia y traición nos hacen recordar a Judas, y si no te arrepientes, irás, como él a "tu propio lugar." El predicador es un heraldo. Nó tiene que inventar un mensaje, ni suavizarlo, ni embellecerlo. Sólo tiene que proclamar el idéntico mensaje que el Señor Jesucristo le ha encomendando. Si no cumple fielmente con su misión es porque no cono- . ce la verdad. Dios quiera librarnos de esta clase de predicadores. Dice Pablo a Fi- Subscríbase a «El Atalaya Bautista "Requiérete, pues, yo delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertes en su manifestación, y en su reino: Que prediques la palabra: que instes a tiempo y fuera de tiempo: reprende, exhorta con toda blandura y doctrina: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, antes teniendo comezón en las orejas, se amontonarán maestros que les hablen conforme a sus mismas concupiscencias. Y así apartarán déla verdad el oído, y se volverán a las fábulas." —2 Tim. 4: 1-4.