EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA rogó a éste que fuese a consultar al profeta, y él se encaminó a la tierra de Israel, y suplicó a Eliseo , que lo curase. El profeta le mandó decir que fuese a lavarse siete veces al Jordán; pero él en vez de hacer esto se indigné y dijo: “Yo pensaba que él hubiera salido luego a recibirme, y que, puesto en pie, invocaría el nombre del Señor Dios suyo, y tocaría con su mano el lugar de la lepra y me curaría. Pues qué, ¿no son mejores el Abana y el Farjar, ríos de Damasco, que todas las aguas de Israel para lavarme en ellas y limpiarme?” (IV Reyes V). Pero los criados de Naamán le suplicaron que cumpliese lá orden del Profeta, tanto más que era sencilla de practicar, y que el Jordán no estaba lejos; en lo que Naamán consintió, y cuando se hubo lavado siete veces quedó limpio. Hoy argumentan algunos como Naamán, gritando: “¿Por qué acudís a un sacerdote, que es otro pecador como vosotros, en vez de acercaros a Dios, que es fuente pura de la gracia, para purificaros de vuestros pecados, en el secreto de vuestros cuartos?” A lo que podría responderse: porque Jesucristo, que es profeta y mucho más que profeta, nos ha mandado hacerlo así. El último de los cargos de que trataré es el más serio y el más ofensivo. Se nos dice que la Confesión privada es dañosa; que por su medio la conciencia “se debilita, se encadena y se acaba al fin”; y, que el individuo peca más frecuentemente después de que se le perdonan los pecados por la absolución. En otras palabras, que los católicos más estrictos en las prácticas de su sagrada religión, son los más depravados y corrompidos, y que si quedan fieles a Dios, no es por razón de sus prácticas religiosas, sino a despecho de ellas. De seguro que este no fué el sentir del finado Dr. Ives, antiguo Obispo protestante de la Carolina del Norte, ni de muchos Otros ilustres convertidos, quienes, desde el. día de su conversión hasta la hora de su muerte no dejaron de recibir consuelo y fuerza en el tribunal de la Penitencia. Ni así pensaba el Reverendo Padre Lyman, sacerdote católico de Baltimore, y hermano del Obispo protestante de la Carolina del Norte; ni los Arzobispos de Baltimore y de Filadelfia; ni los Obispos de Wilmington, Cleveland, Columbus, Ogdensburgo, y una multitud de sacerdotes y seglares que de continuo dejan el protestantismo para volver al Catolicismo. Si comparamos el sistema católico de perdonar los pecados con el protestante, aquel no sufrirá nada pon la