kespeare,,_de las cuales tantos y tantos críticos y comentadores de renombre se han ocúpado, comparativamente pocos son los literatos que han tratado de estudiar e interpretar la serie de sonetos que se considera. En primer lugar, nadie de entre éstos ha podido dar una opinión fundada y que satisfaga, acerca del fin que persiguiera Shakespeare en la preparación de sus Sonetos. *T ■ Ni Farmer, ni Tyrwhitt, ni Chalmers, ni t)rake, ni Boaden, ni Brown, ni Dowden, ingleses todos; ni Chas-Ies, francés; ni Barstorff, alemán; nj, por . último, Rolfe, ni White, ni Furness, comentadores norle-americanos; y otros - quizas, cuyos nombres no recuerdo en\ estos mo-mentps; han sabido decirnos, sin que quétie^iugar a duda, cuál fue el verdadero móvil de Shakespeare al escribir estos versos. Chalmers ha creído que los pasajes de adulación apasionada que se observan en muchos de ellos, se refieren a la reina Isabel*. Boadeñ ha sostenido que los Sonetos fueron dedicados por su autor a William Herbert, Conde de Pembroke; que éste es el joven hermoso, el falso amigo a quien aquel profesaba cariño intenso, cuya resisteneia para -con- traer matrimonio, y cuya facilidad para querer de manera ligera a la mujer disoluta y atractiva de quien el autor se encontfaba' perdidamente enamorad^, parecen formar el asunto principsil de estas misteriosas pero robustas composiciones poéticas. Tomás Tyler, en su edición de estos Sonetos, publicada en 1890, se adhiere a la opinión de-JBoaden. Tyler perece haber hecho una completa investigación sobre la materia, y hhsta da cuenta detalladamente acerca de la célebre cortesana María Fitton con quien Herbert mantuvo relaciones ilícitas, relaciones que dieron origen a ciertos sucesos escandalosos. i.- Drake y otros han mantenido, por otra parte, que los versos, de que se trata-fueron dedicados por Shakespeare a Henry Wriolhesley, Conde de Southampton alegando que las iniciales W. H., que aparecen en la dedicatoria, son las del nombre aludido, invertidas; aunque lo más razonable, dicho sea de paso, es que se refiere a William Herbert como sostienen sus partidarios. j Mas es pertinente hacer notar aquí que lo que sí se sabe de cierto, es que al Conde de Southampton dedicó Shakespeare sus poemas Venus y Adonis (primogénito de su invención, como él mismo llamara a éste) y Lucrecia, y np es improbable que al mismo indiv.iduo dedicara también sus Sonetos, como muchos,afirman; pues es bien sabido igualmente que Southampton, célebre en la historia de aquellos tiempos por su amistad hacia el infortunado Roberto Devereux, Conde dé Essex, fue patrono entusiasta de las bellas letras y protector decidido del gran pqéta. Permítaseme una pequeña digresión: Southampton-^ Essex eran dos favoritos de la reina. Essex, que tantoL^e había distinguido en las guerras extranjeras, era de carácter violento, y, a pesar de la influencia que ejercía sobre Isabel como mujer, no piído nunca como "deseaba, dominar su altivez como soberana. Después de varias intentonas infructuosas, Essex conspiro abiertamente contra la reina, hecho que le costó muchos días de sufrimiento en la prisión, y, por fin, la muerte en el cadalso. gró . contraer matrimonio de manera clandestina, (i.) En su libro referente a los poemas autobiográficos de Shakespeare, Armitage Brown, al aceptar la hipótesis de Boaden, sostenida después por Tyler, como se ha indicado, cree que el bardo británico, usó el soneto tan solo como una combinacióin métrica especial, y que todos los sonetos de la serie, con excepción de los últimos dos que al parecer no tienen conexión alguna con ¿os demás, fueron escritos como poemas consecutivos, formando seis de éstos, en cada uno de los cuales se trata de esta o aquella materia. Richard Grant White, eivsu exceleñfé edición de las obras completas de Shakéspeáfe7"publicada en 1899 manifiesta estar de acuerdo con la opinión de Brown sobre este particular. y Brown, pues, divide los ■ sonetos^’y naturalmente de manera más o menos arbitraria, en seis poemas, como sigue: Primer poema (Sonetos del 1 al 26 inclusive): dirigido por el autor a su amigo, tratando de persuadirle a que se case. Segundo poema.—(Sonetos, del 27 al 55 inclusive): —flir4gtdo”al -mismo, perdonándole por haberle robado-a su amada. Tercer poema.-—(Sonetos del 56 al 77 inclusive): dirigidos ál mismo, quejándose de su frialdad, y amonestándole con respecto a la decadencia de la vida.. (Con ésto probablemente le daba a entender que envejecía, sin que diera trazas a contraer matrimonio.) Cuarto poema.—(Sonetos del 78 al 101 inclusive): dirigido al mismo, quejándose de que prefiere las alabanzas de otro poeta, y haciéndole un extrañamiento por faltas cometidas por él y que pueden resultar en desdoro de su reputación. Quinto poema.—(Sonetos del 102 al 126 inclusive): /dirigido al mismo, excusándose por haber permanecido en silencio por algún tiempo, y desconociendo el cargo de inconstancia que se le hiciera. Sexto poema.—(Sonetos del L27 al 152 inclusive'-) dirigido a su amada, y refiriéndose a su infidelidad". Sea de todo esto lo que fuere, es difícil, si no imposible. como usted comprenderá, presentar una historia detallada y absolutamente auténtica acerca de la interpretación que deba darse a los propósitos de Shakespeare en la preparación de sus sonetos. Según ciertos críticos, eStas composiciones eran tan sólo ejercicios alegóricos;. Según otros, trataban de asuntos puramente personales, íntimamente ligados con la vida de Shakespeare. • En este último particular se hace notar la creencia atribuida al poeta acerca df la inmortalidad de sus versos. En efecto, esta creencia está expresada repetidas' veces. Por ejemplo, en el Soneto 55 los dos primeros versos dicen: " — — - . “Not marble, nor the guilded monuments Of princes, shall outlive this powerful rhyme;1’ (2). En los últimos versos del Soneto 63 dice lo siguiente: “His beauty shall in these black lines be seen. And they shall live, and he in them still green.’’ (3). Los tercetos del Soneto 81 coptienen estos pensamientos: Southampton, que había siempre demostrado una amistad incondicional para coh Essex, estuvo a punto de sufrir la misma suerte, y no porque fuera amigo de éste, ni porque hubiera apoyado su rebelión contra la reina, sino i>ór haberse enamora,dt> locamente de la prima de Essex, Isabel vernón con quien después de sendas dificultades y persecuciones de parte de la soberana, lo- “Your monument shall be my gentle verse, Which eyes not yet created shall o’er-read; And tongues to be, your being shall rehearse, ¿When all the breathers of this world are dead;. You still shall, live-such virtue hath my pen-Where breath most breathes.,- even in the mouths - (of men. (4.)