de manera gráfica el modo como, se viene a ser un metodista, cómo* se educa a la membresía,—la que en las palabras del autor,—debe llegar, ya se trate de un niño, un joven o un adulto, "a un conocimiento vital de Dios y a una entrega incondicional de su vida personal a Jesucristo como Salvador y Señor." El Manual nos lleva a través de toda la organización de la Iglesia al conocimiento del mecanismo, los ideales y propósitos de esta Iglesia, su Gobierno, sus juntas, sus propiedades, sus planes para la educación cristiana, su modo de proveer pastores a las iglesias, lo que ciertamente difiere de los métodos seguidos por otras iglesias, observando, especialmente ahora, procedimientos más democráticos que los que usó en el pasado. La función y el papel de los laicos, las cuestiones relacionadas con los fondos del pueblo para el sostén pastoral, las empresas benéficas de la Iglesia el fomento de la educación y las publicaciones metodistas, todo esto aparece en una luz que ciertamente entusiasma al más frío. El último capítulo, "Qué significa ser un metodista," es especialmente luminoso y convincente para todo aquel que quiera saber deveras lo que es el Metodismo. Repetimos que el librito será especialmente útil a los pastores metodistas como un Manual para la instrucción de los miembros de la Iglesia, pero será de provecho para cualquier obrero cristiano que desee saber algo exacto acerca del Metodismo. Si tuviéramos a la mano algún Manual acerca de cualquiera otra Iglesia con gusto lo revisaríamos y lo recomendaríamos. El librito del Dr. Shoíield se consigue en cualquiera Melodist Publishing House; en Nueva York, Nashville, Tenn., Dallas, Tex., Chicago, Ill., o San Francisco, Calif, y no vale más que 25 centavos* oro americano. El contenido y la información, seguramente, valen mucho más que eso. Cómprese, léase, y sobre todo, estúdiese. —Vicente Mendoza. LEA USTED: | j EL HERALDO | QUE SIGNIFICA JESUS PARA MI Por Mahatma Gandhi Aunque he consagrado una gran parte de mi tiempo al estudio de la religión y a discutir con líderes religiosos de todas las fes, sé de sobre que no puedo evitar el parecer presuntuoso al escribir acera de la figura de Jesucristo y tratar de explicar lo que El significa para mí. Solamente lo hago porque en no pocas ocasiones se me ha dicho por amigos cristianos que desde el momento en que yo no lo soy y que (voy a copiar exactamente las palabras) "no acepto a Cristo en lo íntimo de mi corazón como el único Hijo de Dios." me es imposible comprender la significación profunda de sus enseñanzas y, además, interpretar y conocer la mayor fuente de fuerza espiritual que le ha sido brindada al hombre. Aunque esto pudiera ser o no ser una verdad en mi caso, tengo motivos para creer que es un punto de vista erróneo. Creo que esta apreciación es incompatible con el mensaje que Jesucristo envío al mundo. Porque El fué, seguramente, el más alto ejemplo de quien desea darlo todo, sin pedir nada, y sin importarle que credo profesa el que recibe. Yo estoy seguro de que El, si viviera ahora entre los hombres, bendeciría las vidas de muchos que quizas nunca hayan escuchado su nombre, siempre que tales vidas se ajustasen a las virtudes de que El fué un vivo ejemplo en la tierra: las virtudes de amar al prójimo como a sí mismo y de hacer el bien y la caridad a los semejantes. Esto fué, según creo, lo más importante para El, tal y como está escrito en el gran libro de la Cristiandad; "No el que calma "¡Dios! ¡Dios!", sino el que hace su Santa Voluntad". Por tanto, ¿que significa Jesús para mí? Pues para mí El fué uno de los más grandes maestros de la Humanidad. Para sus fieles fue el único hijo engendrado por Dios. ¿El hecho de que yo acepte o no este creencia puede hacer que Jesús influya más o menos en mi vida? ¿Toda la grandeza de su enseñanza y de su doctrina me va a ser vedada? No puedo creerlo. La palabra "engendrado"^ tiene para mi una significación más profunda y posiblemente más alta que su simple expresión literaria. Para mí implica un nacimiento espiritual. Mi interpretación, en otras palabras, es que en la propia vida de Jesús está la clave de su aproximación a Dios; que El expresó como nadie el espíritu y la voluntad de Aquél. En tal sentido es como yo lo veo y lo reconozco como al Hijo de Dios. Pero yo creo que hay alguna cosa de este espíritu que fué en Jesús expresada en la medida más amplia, en su mas profundo sentido humano. Yo debo creer esto; si no lo creyera sería un escéptico y ser escéptico es vivir una vida vacía y sin contenido moral. O lo que es lo mismo, condenar a un fin negativo a toda la raza humana. Es verdad que hay ciertamente una razón aparente para el escep-tisísmo cuando uno observa la sangrienta carnicería que los agresores de Europa han desencadenado, cuando uno piensa en la miseria y el sufrimiento extendidos sobre la superficie del globo, asi como las plagas y el hambre que inevitable y terriblemente siguen siempre a la guerra. Frente a esto ¿cómo se puede hablar seriamente del espíritu divino encarnado en el hombre? Porque estos actos de terror y de matanza aterran las conciencia del hombre; porque sabe que representan el mal; porque en lo más íntimo del corazón y de su mente él los deplora. Y porque además cuando él no está desorientado, inbuiído o corrompido por falsos líderes y falsos argumentos, el hombre conserva en su pecho un impulso de bondad y compasión que es la chispa de la divinidad, y la cual algún día, yo así lo creo, tendrá el completo florecimiento que es la esperanza del género humano. Un ejemplo de este florecimiento puede hallarse en la figura y en la vida de Jesús Me niego a creer que exista o haya existido alguien que no se haya aprovechado de este ejemplo para aligerar sus pecados aunque al hacerlo no lo haya advertido. Todas las vidas fueron, en algún grado mayor o menor, cambiadas y beneficiadas por su presencia, sus acciones y las palabras que pronunció su voz divina. Creo que es imposible pesar el mérito de las distintas religiones Página 11 FOR PRINTOUT FROM MICROFILM