Qrandes ij Pequeñas Cosas
El libro más antiguo y mas preciado de? mundo, que es la famosa Biblia de Cuten* berg impresa en 1465 y leída cerca de trein ta años antes del descubrimiento de América por Cristóbal C^ón, a la que los peritos en cuestiones de abres asignan un valor de un millón de dólares, fué adquirida recientemente por el gobierno americano, estando ya en Wáshington en la Biblioteca del Congresd, protegida con todo género de cuidados.
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No todos los pueblos de la tierra observan en lo que respecta a cerenDnial las mismas prácticas que nosotros, y así en ciertas islas del Pacífico y en algunas partes del Indctetán y 'leí Africa, se considera una muestra de respeto volver la espada a un superior. Algunas tribus de Nueva Guinea saludar a sus amigos apretándose las narices; en el Nilo Blanco y en Axanti, escupiendo al saludado, y la gente de Idda sacn diendo los puños Los “todas” de las colinas NilguerriS', se dice que manifiestan su respeto, haciendo el ademán de poner un palmo de narices; en el Nilo Superior, nota el Dr. Scheweinfurt, que el mudo cié mostrar la admiración, es abriendo completamente la boca y tapándola con la mano derecha abier ta; y se ha asegurado que en una tribu do esquimales es costumbre tirar a una persona de las narices como un cumplimiento.
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Se prepara una expedición a la isla de Ma dagascar, que está como se sabe situada en el Océano Indico, en las costas del Africa, encabezada por el capitán Víctor de la MoV té Hurst, con el objeto de recoger datos a* cerca del árbol antropófago de la isla citada, que resulta, según informes de los na tivos y de algunos misioneros un menstruo “ccone hombres’’. Por ios datos que hasta ahora se tienen, se sabe que es el árbol de
referencia un enorme “ananern1' de seis pies de circunferencia y siete u ocho de Vio, cuyas “hojas tijeretas” tan proeiui:. como brazos.se abren hacia arriba. Se anado <|n > en holocausto de esta terrible di vinida4, lo.: nativos sacrifican año a año una jo\-n, la cual es forzada a colocarse sobrt la copa del monstruoso vegetal cuyas hojas •:< ni'-jantes a orejas de eiefances y Lord-ada,•. do garras, van cerrándose como tenia,cnhn terribles sobre el cuerpo de la sacrific ula, ha.i ta ceñirse sobre las carnes de la iníohz pa ra ir devorándola y dejar el esqu<*h lo tan limpici de carne, que ni el más voraz y bam briento animal, podría llevar a cabo una *a bor semejante. Para algunos otros pudii ra ser una realidad, dado que hav (jumi lo,", dé plantas insectívoras que ^e comen gusaroc y los digieren.
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En China un féretro es un presente nde cuado para un pariente do cierta edad, s<> bre todo si anda mal de salud.
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En Nueva Celedonia todo transeúnte, a la hora de la única comida vespertina, pue de entrar a una cabaña cualquiera y sentai se cerca de la marmita familiar. Y hasta hay perezosos que vari de cabaña en cabaña llevando una vida de parásitos, y si bien se les tiene en menor estima y hasta se les llama irónicamente " golondrinas”, ja más se les niega la pitanza diaria que reclaman en virtud de una costumbre ancestral.
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No obstante que en cuestiones de Medicina la China antigua fué considerada como uno de los pueblos más adelantados de la tierra, en lo que respecta particularmente a la Anatomía se vio impedida d(- progresar por la idea que entre los chinos existía d<* que ningún cuerpo difunto con cuerpo mu tilado podía ganar el reino de log muertos.
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