Mañana Hará Doscientos Años que Nació el Primer Presidente de Estados Unidos, y una de las Más Grandes Figuras del Continente victoria en Yorktown, sobresalen como hazañas militares de primer orden. Hubo un incidente durante Ja revolución que muchos historiadores han dejado pasar desapercibido. Después de que las fuerzas americanas y francesas obligaron a Cornwallis y a su ejército a rendirse en Yorktown, terminando. de tal manera, la lu- ■ .¿^'7 *?-X. 4 te cha por ¡a libertad, un grupo de militares se acercó al General Washington pidiéndole que se declarara dictador de las Colonias y fundara una monarquía. Una proposición de esta índole hubiera sido una gran tentación para un individuo ordinario que anduviera en pos de gloria personal. Mas no eran estas las ambicio nes de Jorge Washing ton. Sin vacilar rehusó la oferta y condenó el proyecto con decisión y energía. Una vez terminada la guerra, Jorge Washington, emulando al famoso Cincinato, ee retiró a la paz de su hogar reuniéndose con su familia en Mount Vernon. Había completado su obra y no buscaba recompensa. Deseaba únicamente gozan de aquella pax y seguridad que tanto amaba. Se interesaba vivamente en la agricultura y gustaba de ensayar nuevos implementos y prácticas a-grícolas. Puede decirse que Jorge Washing ton fue el primer a-grlcultor científico de América. Anhelaba pa- de la -vida d-e George "Washington aparecen Arriba, a la izquierda, la casa de Washing-Al centro, uno d-c los más czmoeidos de Es todos Unidos. A ki Uarios aspectos en este grabado, ton, en Mount Vernon, retratos del Primer Presidente (Bosquejo preparado por la Comisión Nacional de, los Estados Unidos organizadora de la conmemoración del Bi-ocntcnario de Washington.—Unión Panamericana; Washington, 1). C.) ORCE WASHINGTON, primer Presidente de los Estados Unidos, nació el 22 de febrero de 1732, hace doscientos años, en Bridge's Creek, Virginia, siendo el mayor de cinco her- manos. La muerte de su padre ocurrió cuando sólo contaba 11 años de edad, pero su madre fue una mujer muy apta y de espléndido carácter, a cuya influen cia Jorge Washington siempre atribuyó el éxito de su carrera. Washington recibió su educación en una pequeña escuela rural; pero durante su vida entera continuó estudiando en todas las oportunidades que se le ofrecían llegando a aprender teneduría de libros y topografía. De niño gustaba de los ejercicios físicos, tales como carreras, luchas, saltos, etc. A la edad de 13 años era de cuerpo fuerte y robusto y gozaba de fama por su agilidad, fuerza y destreza en la equitación, para la cual no tenía rival entre sus vecinos. Cuando apenas contaba 16 años de edad, tomó parte en un trabajo de reconocimien tos topográficos en el Estado de Virginia en los terrenos de la finca (¡e Lord Fairfax. Al año siguiente la Universidad de William y Mary lo designó a-griinensor y ese mismo año fue nombrado agrónomo del Condado de Culpe-per. Dos años más tarde, en 1751, Jorge Washington realizó su primer y único viaje fuera de los Estados Unidos, en compañía de su hermano Lawrence, quien se dirigió a la isla Barbada con objeto de recobrar la salud. Cuando solamente contaba veintiún años de edad, época en que la mayoría de los jóvenes aún se encuentran estudiando, Jorge Washington, que ya tenía el rango de Mayor en la Milicia de Virginia, se encargó de una expedición de gran responsabilidad y peligro. Fué escogido por el Gobernador Colonial Dinwiddle de Virginia para llevar a cabo un viaje al fuerte francés que se encontraba sobre el Río Ohio cerca del lugar que al presente se conoce con el nombre de Waterford, Pennsylvania, con objeto de exigir en nombre del Rey de Inglaterra que los franceses evacuaran el territorio del Ohio cuyo dominio reclamaba la Colonia de Virginia como perteneciente a Inglaterra. Después de una ausencia de dos meses y medio, de viaje durante uno de los inviernos más crudos, lleno"de terribles penalidades, el joven Mayor Washington regresó a "Williamsburg a informar al Gobernador sobre el resultado de su misión. Su informe que fue impreso y distribuido ampliamente, tanto en las Colonias como en Inglaterra, sirvió como primer indicio de la grandeza a que llegaría el hombre que desde edad tan temprana empezaba a alcanzar distinción y renombre. No podemos mencionar todos los a-conteci mien tos importantes de la vida de Jorge Washington, pues para ello necesitaríamos varios volúmenes. Nos conformamos, pues, con examinar los que tuvieron influencia directa sobre su vida y afectaron la historia de su patria. Cuando el General Braddock arribó a las Colonias con su ejército inglés durante las guerras contra los franceses y los indios, seleccionó desde luego a Jorge Washington como uno de sus a-yudantes. Un sentimiento mutuo de respeto y admiración se despertó bien pron to entre el General inglés y el joven Washington. Jorge Washington jamás se acobardó ante el fuego de los enemigos, ni mostró el menor indicio de timidez. En cierta ocasión, cuando el e-jército de Braddock fue atacado inesperadamente por los franceses y los indios, Washington, no obstante haber estado enfermo, luchó con un valor extraordinario. Como los demás ayudantes habían sido heridos durante la batalla, el cumplimiento de las órdenes del General Braddock recayó sobre Washington, y durante toda la batalla estuvo en constante peligro; perdió dos caballos que montaba, muertos por el enemigo y cuatro balas atravesaron sus ropas sin llegar a herirle. Pero ni por un momento mostró el menor temor. Después de esta guerra el Coronel Washington se retiró a Mount Vernon, dedicando su tiempo a sus negocios y a los asuntos políticos de aquel tiempo. Fue miembro de la Cámara de Burgueses dé Virginia en donde adquirió las primeras experiencias prácticas parla- derecha, pronunciando su discurso al tomar posesión de su alto cargo. Abajo, a la izquierda, la última visita a su madre. Al centro, cruzando el Delaware, y a la derecha, los últimos momentos de Washington, según un famoso cuadro. mentarias. Para esta época ocurrieron acontecimientos de gran importancia que requirieron la atención y energía de Washington. Las dificultades entre Inglaterra y las Colonias crecían cada día en intensidad y en número y las esperanzas de llegar a una reconciliación se disipaban rápidamente. Los hombres previsores comprendieron que se aproximaba ya la crisis y Jorge Washington no permaneció inactivo. Cuando el puerto de Boston fue cerrado por edicto inglés, Jorge Washington ofreció e-quipar a 1,000 hombres por cuenta suya para acudir al auxilio de aquella infortunada ciudad. Al reunirse el primer Congreso Continental en el año de 1774, Washington fue uno de sus miembros como representante de Virginia. En el Segundo Congreso Continental volvió a representar a Virginia. Fue durante esta reunión que se efectuó en la ciudad de Filadelfia, cuando fue conferido a Washington el honor y la responsabilidad más grande de su vida. El 15 de junio, John Adams de Massachusetts, presentó una moción para que se eligiera al Coronel Jorge Washington de Virginia como Jefe del ejército. Washington abandonó el salón inmediatamente a fin de dejar que la discusión se desarrollara libre y abiertamente. Sin embargo, no hubo necesidad de discusión, y Jorge Washington fue electo por unanimidad “General y Comandante en Jefe del Ejército de las Colonias Unidas”. El 3 de julio de 1775, el General Washington asumió el mando de las fuerzas continentales en Cambridge, Massachusetts, y durante ocho años no tuvo más hogar que el campamento militar. La paciencia, la sabiduría y la firmeza desplegadas por él en esta prolongada lucha, conquistaron para Jorge Washington el honroso título de “Padre de la Patria”. Pocos hombres han merecido con más justicia este título glorioso. Cuando consideramos las desventajas contra las cuales tuvo que luchar Jorge Washington, sus hazañas en el campo de batalla son prodigiosas. Su heroísmo ^al cruzar el Delaware en aquella memorable Navidad del año de 1776; la campaña en Jersey; el terrible invierno en Valley Forge, cuando bu entereza fue probada hasta el límite, y la estupenda más legítimo. Sin embargo, Bar los últimos años de su vida en la paz de su finca, acompañado de su familia y de sus amigos. No podía hallarse un deseo la tranquilidad de su vida sencilla en Mount Vernon no iba a durar mucho tiempo. Muy pronto bu país llamó de nuevo a Washington y él respondió a ese llamamiento. Los Artículos de Confederación bajo los cuales empezó la vida independiente de la nueva nación no eran ya satisfactorios. Los hombres distinguidos de varias Colonias pedían la revisión de dichos artículos y la demanda llegó ai punto culminante durante la reunión que se conoce con el nombre de Convención Constitucional, que se efectuó en Filadelfia en el año de 1778. Jorge Washington participó en ella como delegado de Virginia. Casi automáticamente fue nombrado Presidente de la Convención, porque se daba por sentado que Washington debería ser siempre el líder. De mayo a septiembre de aquel año los miembros de la Convención Constitucional celebraron varías sesiones que dieron por resultado que la idea de revisar los Artículos de la Confederación fuera descartada. Era necesario realizar un trabajo de mayor trascendencia y los delegados empezaron a elaborar la Constitución de loe Estados Unidos. Los debates de la Convención fueron trascendentales como los problemas que confrontaban los delegados. La Constitución de los Estados Unidos ha sido calificada como un documento de transacción y Jorge Washington, con el carácter de presidente y conciliador, fué una de las figuras más altas de este grupo de hombres verdaderamente gran des. Una. vez que la Constitución fue ratificada, se efectuó la votación para la elección de Presidente y el General Washington resulté electo por unanimidad. Ningún hombro ha sido honrado en tal forma desde entonces y ninguno de loe Presidentes que sucedieron a Jorge Washington ha recibido el voto unánime del colegio electoral. Una vez que se despidió de su anciana madre en Fredericksburg, Virginia, en tierna escena de amor y respeto, Jorge Washington principió su marcha triunfante a Nueva York que en aquel tiempo era la capital de la nación. En todas partee las entusiasmadas muchedumbres lo aclamaban. Jamás (Pasa a Página Catorce) PAGINA 6