EL ATENEO REVISTA ESTUDIANTIL A cargo del Servicio de Propaganda y Educación Higiénicas, del 'Departamento de Salubridad Pública de México. La Mosca Hay en nuestro idioma un viejo refrán que dice “no hay enemigo pequeño”. Esto es cierto en la gran mayoría de los casos, pero especialmente refiriéndose a la salud. Hasta podría decirse que los enemigos de la salud son más temibles a medida que son más pequeños. En el reino animal hay muchas especies que pueden ser nocivas al hombre, desde las bestias feroces hasta los animales ponzoñosos, entre los cuales los hay tan pequeños y tan temibles como el bien conocido alacrán de’Durango. Los insectos se alimentan con nuestra sangre y de paso nos ocasionan perjuicios más o menos serios. Pero hay todavía otros animales que sin estar provistos de dardos ni de aguijones emponzoñados, ni de instrumento ofensivo alguno, son también capaces de hacernos daños muy serios. Animales que a primera vista pueden parecer molestos únicamente, pero que a la postre resultan más temibles que las fieras. La mosca es uno de ellos. Insecto que vive en donde quiera que viva el hombre, su más fiel compañero, es también su enemigo más constante. Con su aspecto vívás, con sus movimientos ágiles, con su vuelo zumbador, se le puede encontrar lo mismo bajo los rayos ardientes del sol del trópico que en las largas noches de las regiones polares. Vive por donde quiera, se alimenta con cualquier cosa y se reproduce con una facilidad pasmosa. Un ligero examen de la vida de la mosca será el mejor medio para comprender como ese animalito de apariencia inofensiva puede llegar a ser nuestro más temible enemigo. La mosca nace de un huevo, de un huevecito muy pequeño, que, junto con otros muchos, es puesto por la madre siempre sobre alguna substancia que pueda servir de alimento a los jóvenes crios. Las substancias sobre las que las moscas ponen sus huevos son muy variadas, pero casi siempre son substancias orgánicas en descomposición, por que en ese estado constituyen un alimento fácilmente aprovechable por el ser que nace del huevo. Cadáveres de animales, basuras, excrementos, cualquiera inmundicia es buena cuna donde la mosca se complace en depositar sus huevos. De los huevecillos sale un ser muy diferente de la mosca, en forma de gusano blanquecino, conocido en algunas partes con el nombre de “queresa”. Los gusanos que devoran a los cadáveres no son sino ese estado de la mosca, que recibe el nombre “larva”. Esas larvas comen con veracidad, crecen rápidamente y en algunos días alcanzan su máximo desarrollo. Entonces se ponen en reposo, se cubren con una delgada envoltura de color moreno y toman la forma de un huevo alargado. En este estado la mosca recibe el nombre de “ninfa” o de “pupa”. Llega un día en que la envoltura de la mosca se abre; poco a poco va saliendo de allí una mosca muy nuevecita. Húmeda y endeble, apenas puede tenerse sobre sus patitas. Sus alas cuelgan de sus flancos como guiñapos mojados pero instantes después, todo su cuerpo se afirma y se yergue y tenemos ya una mosca más completa, bien formada, que se lanzará en seguida a buscar alimento, impulsada por su apetito voraz. La mosca no tiene el gusto delicado: lo mismo se acerca a tomar un sorbo de leche, de la taza de un niñito, que se posa a beber miel, o que, sin repugnancia alguna, gusta los líquidos nauseabundos que escurren de un cadáver o que corren por el albañal. Y esto es precisamente lo que hace a la mosca excesivamente peligrosa. Cuando una mosca se posa sobre nuestros alimentos y deposita en ellos una gotita de su saliva o de sus deyecciones, deja con esos líquidos una infinidad de microbios, de los más terribles, de (Pasa a’la Página 45) BOTICA NÜEVA Drogas, Medicinas de Patente, Jabones, Postales, Dulces, N. GONZALEZ -- Allende Norte 78 •Saltillo, Cbah.