Después enrosca a mi cuello sus dos brazos ambarinos, hasta darme con los finos rozamientos de su cuello escalofríos divinos. Y yo beso los endrinos revuelos de su cabello. ¿Qué te debo una canción? Bién estí, y haría mal en no hacerte una cabal endecha de tu ilusión, ya que te ilusiona un tal poeta, que por el mal de su lírica pasión, sabe rimar el coral de tus labios, con el son de tu risa de cristal..... ¿Qué esto suena a madrigal? Puede; pero la intención de esa copülla venal __ no la puso el coíazón. ¿Amor hasta el frenesí? No hagas frases, Isabela; el Niño Ciego, tontuela, no ha pasado por aquí. ¿Qüe si amé a la otra? perb..... ¡ cáspitas! y ¿dóhde encontraste esa de tu blusa carmesí? Sí, di: tela Se ¿Qué supiste mi querella de amor, con la dama aquella enigmática, y que no quieres encontrar su huella? Mira, dejémosla a ella, bésame en la boca, y yo te diré que eres más bella que la Ninón de Lenclós. ¿Amor repites? Sonrío..... ¿Que son pobres tus caricias de amante? ¡Qué desvarío! ¿Intentas dejar vacío el cofre de tus delicias? Si yo te pasé el calor de mi beso, en el temblor de una caricia dormida, tú despertaste el ardor de mi carne estremecida, con tus pecados- de amor, y entre placer y dolor apuramos el licor de IdSrjugos de la vida. Pero nada más. ¿Olvidas que para poder amar fuera menester atar con lágrimas nuestras vidas? y tú, ¿podrías llorar? y 7°, ¿podría dejar correr lágrimas, salidas del fondo de mi penar para poder afianzar eon esas gotas vertidas los misterios del amar? No hablemos del corazón, ni cantemos la pasión con nuestro canto trivial; de la música ideal no llevaremos el són, porque nos saldría mal: que es un compás muy cabal el compás de la canción ingenuo-sentimental. No hablemos más del amor; caprichosa pizpireta, y permítele al poeta ser galante y trovador para que diga mejor tas encantos de coqueta. ............................. Con esa cara gitana, pienso que te iría bien la mantilla sevillana o el rebozo de henequén de la chinita poblana..... ..Pero te viste Faquín, __ comentas la “Mona Vanna,” disertas sobre el nirvana, haces citas'de Verlaine..... Y así me gustas: liviana, con tu mitad mexicana y tu mitad parisién. Enrique Fernández Ledesma. —XII—3—1914.— Conducción de un herido al puesto de socorro de la Cruz Roja.