>* ARENGA LIRICA Leída en la inauguración del Monumento a Juárez Y fue del seno de la noche obscura de una raza infeliz heroica y triste, del que brotó serena tu figura. No, efímero relámpago, prendiste por un instante al horizonte, .el fuego de un sideral y lívido amatiste; No relumbraste en la tiniebla, y luego, extinto tu fulgor, quedóse el mundo más hirviente de sombras y más ciego. No, Señor, fue tu brillo en lo profundo de la terrible noche de la raza hundida en un sopor meditabundo, perenne antorcha que el pavor rechaza fanal insomne que a lóS vientos reta astro que resplandece y amenaza. He aquí por qué la multitud inquieta, agítase; y estamos frente a frente tú, la inmortalidad, y yo, el poeta. Inmenso y grave tú, yo, reverente y humilde; tú, marmorizado ensueño; yo, voz que canta y átomo que siente. He aquí llegar con religioso empeño a tí—lo grande, el símbolo que dura—; al hombre—lo que pasa, lo pequeño—.