Lección XII. HERALDOS DEL REY Septiembre 22 de 1929. BOSQUEJO DE LA LECCION HACIA ya muchos años que ei templo había sido reedificado y los muros terminados, cuando el Señor envió a su pueblo un mensajd especial por medio de Malaquías. El pueblo no había vuelto a adorar a los ídolos paganos; pero en medio de la comodidad y abundancia se había descuidado de las cosas de Dios. Al grado que, ofrecían a Dios, en sacrificio, los animales enfermos y no traían al templo los diezmos y primicias como era su deber. Es muy triste pensar en la ingratitud y descuido del pueblo escogido de Dios; pero muchas veces, niños míos, nosotros somos iguales» No estamos dispuestos a consagrar a Dios el tiempo y dinero que le pertenecen. ¿Han pensado los niños en que, lo que tenemos pertenece a Dios? El da las lluvias, el sol, hace que la semilla fructifique. La vida de todos los seres creados le pertenece. Todo es de El. Malaquías acusó a los judíos de estar robando a Dios, y ellos, fingiéndose inocentes se preguntaban ¿cómo podemos robarlo? También les habla del castigo que traerían sobre sí por causa de su avaricia. Las cosechas serían destruidas por la langosta y los animales morirían por falta de pastos. Además, les anuncia la venida del Mensajero de Dios, cuya promesa se cumplió en la persona de Juan el Bautista: así como la del Angel del Pacto. ¿Saben cuál es el Angel del Nuevo Pacto? Cristo Jesús, el Cordero de Dios que borra el pecado del mundo. La venida de Cristo, el Angel del Pacto, fué como fuego purificado!’ y jabón de lavadores. Sanó al pueblo de sus dolencias, perdonó sus pecados y predicó el año agradable. Los que escucharon el mensaje de Malaquías y se arrepintieron de sus pecados, creyendo en el cumplimiento de las profecías, sus pecados les fueron perdonados de la misma manera que a los que vivieron en el tiempo de Cristo y los que hemos vivido después. Ojalá que todos los niños desde pequeños, sirvan al Señor con fidelidad para que reciban sus ricas bendiciones. De Dios es el día, de Dios es la aurora, y el ave que pía, la noche que llora. De Dios el estío, el céfiro leve, el fresco rocío, el copo de nieve.