seguramente dijo el salmista: "Bueno es alabar a Jehová. y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. publicar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad en las noches, sobre decacordio. y sobre salterio, con el dulce sonido del arpa”. Y es por eso también que el apóstol da el siguiente mandamiento a los cristianos de Efeso: "Sed llenos del Espiritu; hablando entre vosotros con salmos e himnos y canciones espirituales, cantando y alabando en vuestros corazones al Señor"; y exhorta a los colosen-ses: "Habite ricamente en vosotros la palabra de Cristo, con toda sabiduria; enseñándoos y amonestándoos los unos a los otros, con salmos e himnos y cánticos espirituales. cantando con gracia en vuestros corazones a Dios". Es bueno, pues, cantar himnos al Señor, y cantarlos con toda devoción, poniendo toda la atención en la letra. todo el espíritu en su entonación, a fin de que el alma pueda, con las notas, elevarse a regiones superiores de mayor espiritualidad y de una adoración mas perfecta. Y porque es bueno, y bueno en todo sentido, alabar a Dios y cantar himnos a su nombre, la iglesia cristiana, a través de todos los siglos, ha producido y ha entonado el canto dulce, melodioso, inspirador al alma y tranquilizador a la conciencia. Una de las primeras referencias que encontramos con respecto a la adoración entre los cristianos por medio del canto, se halla en la famosa carta de Plinio a Trajano. escrita en el año 103. en la que notamos estas palabras: "Ellos