aooa CGLtJBCTlON £1. TIKMFe" LASCRVOM óÓntMo'daDefia Ana N.M, * EL TIEMPO. Términos dm ByscaioioN. M. VALDEZ. Editor y ^Propietario. VOL. pi. Dr. Jas. P. Booth-v * MEDICO . ** y Clrojane, en Partos. Las Cruces N. M. DR FRASER. MEDICO trujan», én Parto*. Celle principel, cerce de la 5oUc* del Dr. BuUchoMty. Dr. G. Butschofsky Avisa á todo habitante de este lugar como á los de afuera, haber abierto una gran Exelente Vetlca. La que pone a la órdpn de la persona que guste vicltarlo. Plaza principal. PRECIOS DE ATISOS. Per Va* Pulgede $1,M Por OwkHulwcuenteínwwoa «,10O. NoticiMLwkeper Líd»*. $ 1S. Loe iBuedi*, femitidoey comuniewlo» de i num. general ee pubJiceAi gretief loe perti-cul*«e * predoe i-onTeaidie. Meto, ultimo, no m admitiré.' dno con U reepoMiv» de U LAS ' CRUCES N. M., JUEVES, NOVIEMBRE 20, DE 1884. { . dol Díílhln lque 1° acompañase, prometién-r isLVi uei LFiciuiv. jdoIe que emplearia el infl^0 de hsu padre en congegu» *1 Ministro di la guerra, ó de la Comandancia general, que se re vocasela órden de su marcha á Chihuahua, asi como apurar su entendimiento, sus amistades y bq dinero en contra del infame y avariento tutor do Teresa. Seducido por estas promesas, o acaso porque á esto lo inclinaba su carácter suave, condescendió en quedarse algunos dias dejando, para la vuelta á México, el arreglo de todos los asun- El capitán Manuel y Arturo fueron presentados en nna de las casas principales de Jalapa; y ya con esto tuvieron en pocos dias campo abierto para asistir á" todas las reuniones, tertulias y paseos, y para visitar á las inas bonitas muchachas de la eiov¿Ía^^etra4A xvinj APOLONIA. ee tándem*. ::i, TiKXPO, Ua Crjcei, M. M- NO. 2. John D. Bryan. ABOGADO ¥ CONSEJERO n Leyes. ______I-A8 ORVOJ», N, Mr_ Practicara en toda. ¡Iw Cortea del tercer Dietrito Judicial. Dara etencioa eepedal a E N, Ronquillo. Ideenelade. Belldftador, fOKSEJERO ;en" . LEYES. Notario publico v arribano en toda clrao de Inílrumi nt.. en toiriea y Español y Age»-te do terreno.. LaaVc^ra N. M. Practicara en todw l Corundo Dutnti, de Pruebra. do Candado y de Jue< do Peí*, en he Territorio d.1 Nuevo Mexico y Arixona: í. ___11—ti--... anl—- El clarín délas selvas, el zen-zontle y las calandrias pueblan los'aires con su inimitable melodía: las brisas que vagan por entre estos jardines plantados por la mano del Señor, son frescas y perfumadas; y cuando está el cielo azul y brillante, da vida, alegría y animación á to dos éstos bellísimos objetos, y los campos* toman una tinta de indefinible y poétita melancolía. Quién sabe que influencia desconocida tiene su clima en la organización nerviosa; pero lo cierto es, que loe dolores morales se disminuyen, que de la melancolía se pasa á la resignación, de la resignación á la culM ma, de la calma á la alegría, y por esta grauacion* insensible ■ v nwlve el corazón á rehabili tarse para el amor, para la amistad, parafia caridad, para la indulgencia con nuestros semejantes; sentimientos todos sagrados y shblimes que no pueden estar Jamas mezclados con la hiel del desengañe, que produce en el amor el conocimiento de la maldad humana: esta es la na-turalaleza de Jalapa. Añidamos á esta poesi i, la que le presta la situación mate-rinl de-la ciudad: casas modestas y aseadas, calles en elevación 6 declive, que si bien son incómodas para el tránsito, agradan á la vista por el variado panorama que á cada paso presentan: añadamos á esto todavía el carácter particular y exclusivo de sus habitantes. Las mujeres dominan en U población; 'son de un carácter frqnco, jovial y alegre; son por lo general hermosas, de tez fresca y nacarada, de formas desarrolladas y duraderas, y afectas á la música, al campo, á la limpieza y á la elegancia sin el refinamiento del lujo. Todas estos circunstancias reunida» hacen de Jalepa nn país singular. Nuestros dos amigos, como habían convenido, permanecietúll algunos días en Jeflapaó mqjor dicho, Artero, I alegando debilidad y falta de í solad, comprometió al capitán á ron perfectamente acogidos; y las muchachas, amables por educación y por carácter, tuvieron para ellos sonrisas y miradas, y todas aquellas dulzuras que derraman las mujeres en su conversación, por frivola que pareara.- KlcapiUn, rever vado, frió hasta cierto'punto, sin'faltar á la educación, se abstuve de emprender ninguna conquista amorosa; y guardando una fidelidad, no muy común entre los hombres de este siglo, permanecía encerrado en el cuarto de la casa de diligencias, lugar donde pasó la conversación que hemos referido en el capitulo anterior, ó bien montaba á caballo, y se dirigía por esos primorosos sitios que circnndan á Jalapa, entregando á esas vagas meditaciones, que tanto alivian al alma lastimada por el amor. En cuanto á Arturo, libre del crimen de asesinato, que era la causa principal porque se vió en peligro de perder el juicio, olvidó muy pronto, como sucede ' regularmente, á Teresa, porque 1 no podia amarla perteneciendo 1 á su amigo, y á Celeste, porque i era ya una criatura indigna de 1 su cariño: respecto á Aurora, i conservaba siempre en su corazón un resto de cariño, pero de ese cariño vago y sobre el cual jamas se funda ninguna esperanza, ni un seguro porvenir. Estando su espirita en esta dis- posicioii, se propuso pasar ale-gremeuOp alganoe, días; y A te que psAi eskxMvprwta maravi Ilusamente la socíed«l j^ilape-ña: algunas ocasiones se reunían varias familias, y disponían dias de capipo: ya se sabe lo que son entre nosotros esos dias, en que las mueliachas vau, unas en burro y otras á caballo; en que cada familia se encarga de llevar un manjar, lo que ha.ee que la comida sea un magnifico banquete: y en los que se baila, se canta, se ríe con una alegría loca. Las caídas de las muchachas, las dificultades que tienen para gobernar á los asnos, hasta la lluvia que sorprende á la comitiva en el camino, son otros tantos incidentes qpe sirven de placer y de motivo de risa: describir el júbilo que xtúna en estas reuniones, seria nna/:osa imposible. Cuando no eraq diaaAe campo, eran - *londe se reunían diez v^eince muchachas Jindas, vestidas con sencillos y aseo, y con la risa siempre en los labios y la ale-gris etilos ojos: una tocaba el arpa, instyimento favorito de las jalapefias, y acompasaba con vse divino iaetrumento á taban esas canciones nacionales tan sentimentales y llenas de armonía: después se bailaban cuadrillas, contradanzas y hermosos valses alemanes; y por fin, se platicaba, se embromaban unas con otras sobre amoríos y pasatiempos; y á lee once ó doce de la noche Arturo se • retiraba á reposar, lleno de ese deleite vago que se experimenta cuando se ha olvidado el pasado y no se piensa en el porvenir. Siempre que Arturo entraba á su cuarto, encontraba al capitán, ó leyendo, ó durmiendo con una especie de agitación febril. Estas muy triste,. Manuel, le decía Arturo con interes; ee ne cosario que te divierta»,